En
su mensaje al 50° Congreso Eucarístico Internacional realizado el año pasado en
Dublín, el Papa Benedicto aprovechó de hacer un brevísimo examen de la reforma
litúrgica alentada por el Concilio, con sus indudables luces y sombras. El Papa
Ratzinger nunca ha ocultado el hecho de que con la reforma conciliar se
introdujeron en la liturgia de la Iglesia elementos perturbadores que aún no se
han terminado de corregir. En este texto habla de malentendidos e
irregularidades y sugiere, por contraposición a los términos empleados, la
existencia de una reforma litúrgica “irreal”.
“El
Congreso –decía el Papa- tiene lugar en un momento en el que la Iglesia se
prepara en todo el mundo para celebrar el Año de la Fe, para conmemorar el
quincuagésimo aniversario del inicio del Concilio Vaticano II, un acontecimiento que puso en marcha la más
amplia renovación del rito romano que jamás se haya conocido. Basado en un
examen profundo de las fuentes de la liturgia, el Concilio promovió la
participación plena y activa de los fieles en el sacrificio eucarístico.
Teniendo en cuenta el tiempo transcurrido, y a la luz de la experiencia de la
Iglesia universal en este periodo, es evidente que los deseos de los Padres
Conciliares sobre la renovación litúrgica se han logrado en gran parte, pero es igualmente claro que ha habido
muchos malentendidos e irregularidades. La renovación de las formas
externas querida por los Padres Conciliares se pensó para que fuera más fácil
entrar en la profundidad interior del misterio. Su verdadero propósito era
llevar a las personas a un encuentro personal con el Señor, presente en la
Eucaristía, y por tanto con el Dios vivo, para que a través de este contacto
con el amor de Cristo, pudiera crecer también el amor de sus hermanos y
hermanas entre sí. Sin embargo, la revisión de las formas litúrgicas se ha
quedado con cierta frecuencia en un nivel externo, y la «participación activa» se
ha confundido con la mera actividad externa. Por tanto, queda todavía mucho por hacer en el camino de la renovación
litúrgica real”. (Benedicto XVI,
Mensaje para la clausura del 50° Congreso Eucarístico Internacional en Dublín, 17.VI
2012). Los destacados son nuestros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario