martes, 4 de abril de 2023

UNA MIRADA SOBRE LEÓN BLOY

En su libro Una biblioteca en el oasis, un conjunto de 60 reseñas de buena literatura, Juan Manuel de Prada nos ofrece una síntesis del estilo y tenor de los Diarios de León Bloy. Selecciono una aguda observación del autor sobre el escritor francés. Sucede a menudo que tras la pluma destemplada de Bloy suele asomarse un corazón infantil.

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«Pero no todo son intemperancias en los Diarios de Bloy. A un sacerdote que confiesa que «no tiene alma de santo», Bloy le recuerda que todos la tenemos, puesto que todos (lo mismo san Francisco de Asís que el burgués más horroroso) fuimos comprados por el mismo precio: «No hay hombre que no sea un santo, virtualmente, y el pecado o los pecados, incluso los más renegridos, no son más que accidentes que no modifican su sustancia». Y a la señora que se queja de que su hija es en exceso devota le responde: «La palabra exageración, cuando se trata del amor que a Dios se le debe, me parece ininteligible». Y es que, en efecto, Bloy amaba exageradamente a Dios, lo amaba con un amor abnegado e hiperbólico, con una falta de medida que chocaba a los hombres de su tiempo, tan calculadores y mesurados que no podían comprender cómo un escritor de tanto genio mostraba tan pocos respetos humanos, sin importarle convertirse en un apestado. Los católicos calculadores le reprochaban su falta de sentido práctico y le recomendaban que se «acomodase al siglo»; pero Bloy, que sólo escribía para «las tres Personas divinas», había decidido decir sin miedo todo lo que asusta, aun a riesgo de quedarse solo». (Juan Manuel de Prada, Una biblioteca en el oasis, Magnificat 2021, p. 185). (Los destacados son nuestros)

 

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