lunes, 10 de octubre de 2022

CRISTIANDAD Y FUTURO

Para el connotado profesor norteamericano de cultura clásica John Senior (1923–1999), sería un error pensar que el camino futuro de la Cristiandad solo podría asegurarse mediante un proceso de adecuación o connivencia con la mentalidad del mundo moderno. Muy por el contrario, solo si la Cristiandad es asumida con radicalidad y fidelidad en todos sus fundamentos, principios y exigencias, podrá resurgir con fuerza y volver a irradiar el orbe con su luz fecunda y humanizadora. El relativismo exánime que el autor denunciara hace más de 40 años sigue siendo hoy una amenaza mortal a nuestra Cultura y Civilización Cristiana.

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«Se ha dicho que la Cristiandad, si es que va a sobrevivir, debe adecuarse al mundo moderno, debe llegar a un acuerdo con la forma en que están las cosas en el actual contexto. Es completamente al revés: si vamos a sobrevivir, debemos afrontar la Cristiandad. La fuerza reaccionaria más poderosa que impide el progreso es el culto al progreso mismo, que, apartándonos de nuestras raíces, torna imposible el crecimiento y hace innecesaria la elección. Estamos expirando en una impotente y perezosa deriva, en la esponjosa calidez de una absoluta incertidumbre. Donde nada es jamás verdadero, ni correcto, ni equivocado, no hay problemas; donde la vida no tiene significado, nos vemos libres de cualquier responsabilidad, del modo en que es libre un esclavo o un carroñero. La futilidad alimenta la negligencia, y contra ella hay una dura alternativa: frente a la incertidumbre radical de acuerdo a la que ha vivido el hombre moderno -como en el juego de la ruleta rusa-, sofocado en un indiferente “ahora” entre un clic y una explosión, y viviendo por la sombría gracia de las recamaras vacías-, el riesgo de la certeza» (John Senior, La muerte de la cultura cristiana, Homo Legens 2018, p. 211-212).

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