jueves, 18 de marzo de 2021

EXTRAORDINARIA POR SU HISTORIA Y BELLEZA

Dominica Lætare 2021. 
Iglesia de SS. Trinità dei Pelligrini, Roma

La primera disposición establecida por el Papa Benedicto XVI en el Motu Proprio Summorum Pontificum de 2007, dice así:


Art. 1.- «El Misal Romano promulgado por Pablo VI es la expresión ordinaria de la «Lex orandi» («Ley de la oración»), de la Iglesia católica de rito latino. No obstante, el Misal Romano promulgado por san Pío V, y nuevamente por el beato Juan XXIII, debe considerarse como expresión extraordinaria de la misma «Lex orandi» y gozar del respeto debido por su uso venerable y antiguo. Estas dos expresiones de la «Lex orandi» de la Iglesia en modo alguno inducen a una división de la «Lex credendi» («Ley de la fe») de la Iglesia; en efecto, son dos usos del único rito romano.

Por eso es lícito celebrar el Sacrificio de la Misa según la edición típica del Misal Romano promulgado por el beato Juan XXIII en 1962, que nunca se ha abrogado, como forma extraordinaria de la Liturgia de la Iglesia».

En estos casi 14 años, no han faltado los intentos por restringir al máximo las celebraciónes del Santo Sacrificio según el misal de San Juan XXIII. Algunos han querido ver en la misma terminología utilizada por el Papa (forma extraordinaria del rito romano) un cierto carácter de excepción que tendría esta forma litúrgica de la misa. Para ellos, forma extraordinaria sería equivalente a «inusual» o «rara vez», mientras que forma ordinaria significaría la forma habitual o permanente de celebración. Sin embargo, el sentido de esta nueva terminología no parece ir en esa dirección. El Cardenal Burke hizo una alusión sumamente oportuna al respecto en la conferencia que impartió el año pasado con motivo del VII Encuentro Summorum Pontificum. Decía su Eminencia:


«Con gran alegría me dirijo hoy a ustedes, y los animo a continuar esta obra, tan fiel, de preservación y promoción del usus antiquior del rito romano, según las intenciones del papa Benedicto XVI cuando promulgó su Motu Proprio Summorum Pontificum. Para dejar las cosas bien claras, prefiero utilizar los términos usus antiquior y usus recentior, más bien que «forma extraordinaria» y «forma ordinaria», y así subrayar de modo más señalado que la liturgia romana clásica ha sido, es y será siempre una parte significativa de la vida cotidiana de la Iglesia. Si esta palabra «extraordinaria» no es bien comprendida, puede hacer creer que la liturgia romana clásica sería, en la vida de la Iglesia, algo poco habitual que se manifestaría cada tanto. Por el contrario, su carácter extraordinario proviene de su larga historia y de su notable belleza, que el motu proprio buscaba justamente hacer cada vez más presentes en toda la Iglesia». 

Sí, «forma extraordinaria»: sobre todo por su larga historia, por su manifiesta santidad, por su intrínseca belleza, por su profunda piedad, por su capacidad de arrebatar el espíritu, por la teología que encierra, por la riqueza cultural que la rodea, por su capacidad de suscitar vocaciones al servicio de Dios, por la fuerza con que une la tierra al cielo... A todos los amantes del usus antiquior no les falta el consuelo del salmista: Inter medium montium pertransibunt aquae, a través de los montes las aguas pasarán (Ps. 103, 11). 

Texto completo del Cardenal Burke: unavocesevilla.com



 

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