jueves, 11 de marzo de 2021

AYUDAR A CRISTO CON LA CRUZ

Cristo camino del Calvario. Juan de Valdés Leal (ca 1660) 

Decía San Josemaría Escrivá en una meditación sobre la Pasión del Señor: Estamos ahora en el camino del Calvario, por donde Cristo arrastra su Cruz. ¿Vamos a permitir que la lleve solo? Si el mundo se ha de redimir por el sufrimiento, ¿por qué ha de ser únicamente Jesús quien padezca? No, carguemos también nosotros con nuestra cruz –esa cruz que han de abrazar todos sus seguidores (Mt 16, 24)– y unamos nuestro dolor al de Nuestro Señor para la redención del mundo. 

La meditación frecuente de la Pasión de Cristo ha hecho muchos santos en la Iglesia. Todos ellos, contemplando los padecimientos del Salvador, han sentido la necesidad de ayudarle a cargar con la Cruz, como otro buen cireneo, o enjugarle el rostro, como otra audaz Verónica. Es en esta obra de caridad divina cuando el sufrimiento humano resplandece con toda su nobleza y sentido. 

San John H. Newman, en unas breves meditaciones sobre el Via Crucis, decía también: Jesús podía haber llevado su cruz solo, si lo hubiese querido así, pero permitió que Simón le ayudara para recordarnos que debemos tomar parte en sus sufrimientos y asociarnos a su obra. Su mérito es infinito, pero condescendiente a que su pueblo agregue el suyo. La santidad de la Bienaventurada Virgen, la sangre de los mártires, las oraciones y penitencias de los santos, y las buenas obras de los fieles, toman parte en esa obra que, no obstante, es perfecta sin ellos. Él nos salva por su sangre, pero lo hace a través de nosotros y con nosotros. Amado Señor, enséñanos a sufrir contigo haciendo que nos sea agradable sufrir por tu causa, y santifica todos nuestros sufrimientos por los méritos de los tuyos.


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