Sin mí no podéis hacer nada (Jn 15, 5), advirtió el Señor a sus discípulos en el entrañable sermón de despedida. A lo largo de los siglos los autores espirituales han multiplicado las imágenes para ejemplificar esta doctrina del Maestro. Particularmente bella es la imagen de la yedra utilizada por Fray Luis de Granada; Cristo es el único medio para trepar hacia lo alto.
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«La yedra por sí no sube a lo alto; mas, arrimada a un árbol, sube cuanto el árbol sube. Pues así también en su manera sube la bajeza de nuestras obras, si las ayuntamos a este árbol de vida puesto en medio del paraíso de la Iglesia, que es Cristo nuestro Salvador.
Junta, pues, tus oraciones con las suyas, tus lágrimas con las suyas, tus ayunos y vigilias con los suyos, y ofrécelos al Señor, para que lo que por sí es de poco precio, por Él sea de mucho valor.
Una gota de agua, por sí tomada, no es más que agua; mas lanzada en un gran vaso de vino, toma otro más noble ser y hácese vino; y así nuestras obras, que por parte de ser nuestras son de poco valor, ayuntadas con las de Cristo se hacen de precio inestimable, por razón de la gracia que se nos da por Él». (Cf. Vida de Jesucristo, Madrid 1990, p. 47).
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