sábado, 19 de marzo de 2022

JOSÉ, DEPOSITARIO DE LOS MISTERIOS DE DIOS

Conocidas son las homilías de Bossuet sobre las excelencias de San José. Para el gran orador francés, si rastreamos en la Escritura lo que allí se lee de José, todo parece decir relación con la hermosa cualidad de depositario de los secretos de Dios. A este hombre Dios lo hace depositario de sus más íntimos misterios, con la certeza de que los custodiará con su silencio reverente, su pureza virginal y su amorosa y humilde fidelidad. A continuación, un breve extracto del primer panegírico de Bossuet sobre San José.

* * * 

«El primero de todos los depósitos que ha sido confiado a su fe (entiendo el primero en el orden del tiempo) es la santa virginidad de María, que él debe conservar intacta bajo el velo sagrado de su matrimonio, y que él siempre cuidó santamente como un depósito sagrado que no le estaba permitido tocar. Éste es el primer depósito. El segundo es el más augusto, es la persona de Jesucristo, al cual el Padre celestial deja en sus manos, para que sirva de padre a este Santo Niño que no puede tener uno en la tierra. Cristianos, ya veis dos grandes y dos ilustres depósitos confiados al cuidado de José. Pero yo señalo todavía un tercero, que encontraréis admirable, si puedo explicároslo claramente. Para entenderlo, es necesario señalar que el secreto es como un depósito. Traicionar el secreto de un amigo es violar la santidad del depósito; y las leyes nos enseñan, que si divulgáis el secreto del testamento que os confío, puedo luego obrar contra vosotros, como por haber faltado al depósito: Depositi actione tecum agi posse, como hablan los jurisconsultos. La razón es evidente, porque el secreto es como un depósito. Por donde podéis comprender fácilmente que José es depositario del Padre eterno, porque Él le ha dicho su secreto. ¿Qué secreto? El secreto admirable es la encarnación de su Hijo. Porque, fieles, no ignoráis, que ésa era la voluntad de Dios, no manifestar a Jesucristo al mundo antes de que llegase la hora; y San José fue escogido no solamente para conservarlo, sino también para ocultarlo. Por eso, leemos en el Evangelista que él admiraba con María todo lo que se decía del Salvador: pero no leemos que él hablara, porque el Padre Eterno, descubriéndole el misterio, le descubre todo en secreto, y bajo la obligación del silencio; y este secreto es un tercer depósito, que el Padre agrega a los otros dos; según lo que dice el gran San Bernardo, que Dios quiso encomendar a su fe el secreto más sagrado de su corazón: Cui tuto committeret secretísimas atque sacratissímum sui cordis arcanum. Oh incomparable José cuan querido sois por Dios, porque os confía estos tres grandes depósitos, la virginidad de María, la persona de su Hijo único y el secreto de todos sus misterios».




 

No hay comentarios:

Publicar un comentario