Traduzco al español una breve consideración donde se esboza una respuesta luminosa de por qué la liturgia
debe estar envuelta de belleza y resplandor.
Fuente: itresentieri.it
En su obra La Sainte Liturgie, (La Santa Liturgia) Dom Gérard Calvet relata el siguiente episodio:
Un día Carlomagno preguntó a Alcuino, su ministro y consejero: «¿Qué es la liturgia?».
Alcuino respondió como si se tratara de la pregunta más sencilla: «¡La liturgia es la alegría de Dios!».
Así es, en efecto: la liturgia es la alegría de Dios, porque a través de ella el Señor viene plenamente glorificado.
Y luego Calvet añade: «Esta alegría, ya sea un eco o una anticipación de la mansión bienaventurada, se expresa líricamente, sobre todo a través del canto, la luz, los ornamentos blancos, la procesión».
De ahí -añadimos por nuestra parte- la obligación de que la liturgia sea bella y llena de esplendor.
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