Catedral vieja,
Salamanca. Foto: catedralsalamanca.org
Luego de rezar en un templo excesivamente suntuoso para su sensibilidad artística -la Basílica de Nuestra Señora de Fourvières, en Lyon-, León Bloy apuntó en su diario esta luminosa reflexión sobre las iglesias del medievo:
«En vano
trato de orar en medio de esos mármoles y dorados. No siento sino indignación y
amargura. En mi opinión, la iglesia más piadosa debe asemejarse a un establo.
Es quizá el secreto de los sublimes constructores de la Edad Media, que solo
sabían ensanchar y sobreelevar, como podían, el establo de Belén conservado en
su corazón, donde ellos habían adorado a Jesús en su niñez» (León Bloy, El Invendible,
Buenos Aires 1947, p. 142).
Interior
de la Basílica de Nuestra Señora
de Fourvières (1872-1896)
Foto: commons.wikimedia.org
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