Presento
una rápida traducción castellana de este interesante y simpático artículo, que
me parece de gran actualidad, sobre el escaso éxito de algunas reformas
postconciliares, desde el punto de vista del marketing.
Por Julio Loredo
Iglesias semivacías, horas de religión desiertas, vocaciones sacerdotales en sus mínimos históricos, la práctica religiosa en caída libre, la juventud en retirada... Alguno podría pensar que para atraer a las nuevas generaciones sería necesario "modernizarse", es decir, hacer las cosas que agradan a la gente de hoy. ¿Será cierto? Parece que no. La verdad más bien es todo lo contrario. Escuchamos el testimonio, para nada sospechoso, de un gran experto en marketing.
Iglesias semivacías, horas de religión desiertas, vocaciones sacerdotales en sus mínimos históricos, la práctica religiosa en caída libre, la juventud en retirada... Alguno podría pensar que para atraer a las nuevas generaciones sería necesario "modernizarse", es decir, hacer las cosas que agradan a la gente de hoy. ¿Será cierto? Parece que no. La verdad más bien es todo lo contrario. Escuchamos el testimonio, para nada sospechoso, de un gran experto en marketing.
“Pocos
países han sufrido tanto las consecuencias de la crisis post-conciliar como el
Brasil, dónde el número de católicos ha descendido en un 35% en los últimos
treinta años. Hace unos años, preocupados por la sangría de fieles, los obispos
brasileños han reclutado una importante agencia de marketing, el ALMAP, cuyo
presidente, Alex Periscinoto, había sido nombrado el “mejor manager en
marketing" del Brasil.
Los
miembros de la Comisión ejecutiva de la Conferencia nacional de Obispos del
Brasil esperaban de Periscinoto un consejo sobre cómo programar la pastoral de
la Iglesia, ofreciendo una mejor imagen de la institución, con el fin de
detener la hemorragia de fieles que, por lo general, se marchan a las comunidades
evangélicas.
El
resultado ha sido sorprendente. Periscinoto ha presentado los resultados de su
estudio delante de doscientas personas entre obispos y sacerdotes ligados a la
pastoral. Decir que quedaron sorprendidos por el discurso del experto en marketing,
es poco. Quizás esperaban que él aconsejara pintar las iglesias con colores más
vivos, o introducir más música pop, o liturgias más actualizadas, o cosas por
el estilo. Sin embargo…
"El
primer instrumento de marketing de la historia del mundo ha sido la campana, comenzó diciendo Periscinoto, y fue el mejor. Cuando sonaba, no sólo alcanzaba
al 90% de los habitantes, sino también modificaba el comportamiento personal.
Vosotros entonces habéis inventado un instrumento que todavía es
utilizado en el marketing comercial. Se llama ‛display’. El display es algo que utilizamos para
enfatizar, para proponer con fuerza algo al público. Cuando todas las casas
eran bajas, vosotros construisteis iglesias con torres y con campanarios seis
veces más altas. Esto permitía el inmediato reconocimiento de la iglesia: ¡aquí
está!
"Después,
vosotros habéis inventado el primer logotipo de la historia. El logotipo es un
símbolo utilizado para hacer que una marca sea fácilmente reconocible. El
vuestro fue el mejor: la Cruz. Este logotipo siempre fue colocado sobre el
punto más alto y visible del display.
Nadie podía equivocarse: ¡aquélla era la iglesia católica! Este logotipo
inventado por vosotros fue tan eficaz que hasta Hitler lo utilizó, con algunas
pequeñas modificaciones, para movilizar a las masas. Y casi ganó la guerra.
"Vosotros
también habéis inventado la campaña promocional. ¿Qué es una procesión
religiosa? Para un país de campo, o bien para un barrio de una gran ciudad,
nada es más promocional que una procesión, por ejemplo, en honor de la Virgen.
Cuando nosotros, expertos en marketing, organizamos un acontecimiento
promocional, utilizamos mucho de lo que la Iglesia ha inventado. Lucimos banderas
y estandartes, adornamos a nuestros representantes con trajes especiales de
manera que sean fácilmente reconocibles. Tratamos de crear una mística
comercial. Pero nuestra mística no será nunca tan rica como la vuestra.
"Por
desgracia, vosotros habéis cambiado el modo en que se celebraba la misa. Hoy la
misa ya no es en latín y no se da la espalda a los fieles. Pensabais quizá
estar haciendo algo agradable. En cambio tengo que daros una mala noticia. Mi
madre jamás pensó que el sacerdote le daba las espaldas. Ella pensaba más bien
que todos, fieles y celebrante, miraban a Dios. A ella le gustaba el latín, aun
cuando no entendiéramos gran cosa. Para ella, el latín era un lenguaje místico
con el que los ministros de la Iglesia hablaban con Dios. Se sentía privilegiada
y recompensada por haber asistido, de rodillas, a una ceremonia tan importante.
En mi opinión, el cambio que habéis realizado en la liturgia de la Misa, fue un
tremendo error. Puedo estar equivocado. No soy un teólogo. Analizo el problema
desde el punto de vista del marketing. Y desde este punto de vista, ha sido un
desastre.
"Vosotros
habéis abandonado los hábitos propios, la sotana por ejemplo, que caracterizaba
a vuestros representantes comerciales,
los sacerdotes. Así habéis tirado una marca.
"Vosotros
habéis desnaturalizado vuestro display,
haciendo las iglesias cada vez más parecidas a los edificios civiles.
"Todo
lo que vosotros habéis inventado contiene una oferta, algo que vosotros queréis
vender. Vuestro producto se llama Fe. Pero también tengo una buena noticia que
daros. Este producto, hoy en día, encuentra una demanda siempre creciente. El
mercado quizás nunca ha sido más propicio para la Fe como ahora. Pero vosotros,
en cambio, habláis más de política que de Fe. ¿Podéis, pues, lamentaros si
vuestras iglesias están cada vez más vacías, mientras los salones de los grupos
evangélicos están cada vez más llenos"?
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