Leo en el informativo católico francés Riposte Catholique parte de una reflexión muy lúcida del padre Laurent-Marie Pocquet du Haut-Jussé, sobre la conveniencia de abrir espacios generosos en los seminarios diocesanos a la formación de aquellos jóvenes que se sienten ligados a la liturgia tradicional, precisamente porque en ese contexto han oído el llamado del Señor a seguirle como sacerdotes. Una propuesta que en Francia tiene especial relevancia porque se trata de un fenómeno extendido y consolidado, aunque indudablemente es una realidad que se expande cada vez más por toda la Iglesia. La propuesta del padre Laurent-Marie merece ser tenida en cuenta en todas partes. Pronto llegará el momento en que obispos y formadores ya no podrán hacer la vista gorda a tantos muchachos que quieren servir a sus diócesis sin verse obligados a renunciar a la liturgia tradicional, temerosos quizá de que no se les brinde el apoyo suficiente o la formación necesaria. Para las diócesis, un clero capacitado para ofrecer de modo digno los sacramentos, tanto en su forma extraordinaria como ordinaria, es un bien inestimable.
Fuente: riposte-catholique.fr
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Una sección Summorum Pontificum en un seminario
diocesano o interdiocesano. Dejar espacio a la «minoría creativa» del usus
antiquior
Por P. LAURENT-MARIE POCQUET DU HAUT-JUSSÉ, SJM
Los últimos años han visto el cierre de los seminarios interdiocesanos de Lille y Burdeos, y la Santa Sede, a través de la Congregación para el Clero, parece querer alentar la reagrupación de seminaristas de varias diócesis en estructuras capaces de asegurar una verdadera vida comunitaria, y una formación impartida por profesores competentes y experimentados. Sin embargo, también existe el riesgo de alejar a los seminaristas de las Iglesias locales a las que tendrán que servir, y de hacer olvidar que el obispo diocesano es el principal responsable de la pastoral vocacional y de la formación de su clero. Basta leer los cánones 232 a 264 del Código de Derecho Canónico de 1983 para darse cuenta de que el obispo diocesano tiene una responsabilidad propia e inalienable al respecto.
En cualquier caso, la nueva Ratio fundamentalis Institutionis sacerdotalis, que data del 8 de diciembre de 2016, y cuya adaptación aún se espera para las diócesis de Francia (en forma de Ratio nationalis), da las líneas generales de la formación espiritual, doctrinal y pastoral de los candidatos al sacerdocio diocesano. El texto insiste particularmente, además de las exigencias científicas y académicas, en el necesario equilibrio afectivo, relacional y espiritual de los futuros ministros para llegar a ser al mismo tiempo discípulos de Cristo y misioneros de la Iglesia.
Cada vez hay más jóvenes que han escuchado la llamada de la vocación en el contexto de familias y comunidades unidas a la forma extraordinaria del rito romano. Muchos se unen entonces a institutos o sociedades que celebran esta forma y tienen un apostolado al servicio de estos fieles y poseen su propia casa de formación. Pero algunos también desean dedicarse a un ministerio pastoral «clásico» al servicio de las parroquias, de las familias, de las capellanías, de los movimientos, sin dejar de ser fieles a la gracia recibida de la liturgia tradicional que desean celebrar sin exclusivismo. A su vez, ellos han experimentado que esta liturgia no es un obstáculo, sino por el contrario un buen apoyo en la evangelización de la sociedad contemporánea.
También es un desafío para los obispos no dejar en un gueto a los fieles ligados a la forma extraordinaria. En efecto, ellos tendrían a su disposición sacerdotes, obras apostólicas, instituciones, escuelas, movimientos, vocaciones, seminarios, etc. Además, se trata de volver al espíritu mismo del motu proprio Summorum Pontificum de 2007, que anima a hacer de la forma extraordinaria una realidad parroquial. En esta hipótesis, es necesario formar seminaristas con miras a este ministerio «preferencial», aunque no exclusivo.
Por
tanto, se puede imaginar que dentro de un seminario diocesano o interdiocesano
se pueda dar cabida a esta realidad eclesial que constituye ciertamente una
«minoría creativa», por retomar la expresión del papa emérito Benedicto XVI. (...)
Texto
completo en: resnovae.fr
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