Como homenaje al Beato Álvaro Del Portillo, nueva estrella que Dios se ha dignado encender en el
firmamento de su Iglesia, transcribo algunos textos suyos que manifiestan la hondura de su amor por la Misa y el Sagrario.
“Toda nuestra vida, nuestros pensamientos y nuestras
palabras, nuestras obras y nuestros deseos, han de ser para el Señor
Sacramentado”.
“Un alma de fe reconoce en el Sacrificio del altar el
portento más extraordinario que se lleva a cabo en este mundo nuestro. Asistir
a la Misa –para los sacerdotes celebrarla-, significa tanto como desligarse de
los lazos caducos de lugar y tiempo, propios de nuestra condición humana, para
situarnos en la cima del Gólgota junto a la Cruz donde Jesús muere por nuestros
pecados, participando activamente en su Sacrificio redentor”.
“Sólo de Jesucristo escondido en el Sagrario provienen los
verdaderos frutos de apostolado”.
“Pidamos perdón a la Trinidad Beatísima por nuestras negligencias
pasadas y, amparándonos en la intercesión de nuestro santo Fundador, y
siguiendo su ejemplo, hagamos el propósito de vivir el Santo Sacrificio, como trabajo
de Dios: un trabajo que absorbe, que encanta, que cuesta, que agota, porque
requiere que pongamos en esa acción divina nuestros sentidos y potencias, todo
nuestro ser”.
“No hay nada que se pueda comparar en esta tierra a la unión
con Cristo en el Sacrificio del altar”.
“Mientras no se trate con más amor al Señor en este
Sacramento adorable, la Iglesia no superará estos momentos de dura prueba”.
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