lunes, 7 de octubre de 2019

LA BENDITA MONOTONÍA DEL ROSARIO


Reflexiones de San Josemaría Escrivá sobre la devoción del santo rosario. Interesante señalar que, para el autor, la monotonía que amenaza los actos de piedad no radica en su frecuente reiteración, sino en la frialdad del corazón donde el amor se ha vuelto escaso: los que se quieren no se cansan de verse, de hablarse, de decirse las mismas cosas.

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«El Rosario es eficacísimo para los que emplean como arma la inteligencia y el estudio. Porque esa aparente monotonía de niños con su Madre, al implorar a Nuestra Señora, va destruyendo todo germen de vanagloria y de orgullo» (Surco, 474).
           
«‘Virgen Inmaculada, bien sé que soy un pobre miserable, que no hago más que aumentar todos los días el número de mis pecados...’ Me has dicho que así hablabas con Nuestra Madre, el otro día.
Y te aconsejé, seguro, que rezaras el Santo Rosario: ¡bendita monotonía de avemarías que purifica la monotonía de tus pecados»! (Surco, 475).

«Santo Rosario. —Los gozos, los dolores y las glorias de la vida de la Virgen tejen una corona de alabanzas, que repiten ininterrumpidamente los Ángeles y los Santos del Cielo..., y quienes aman a nuestra Madre aquí en la tierra.
—Practica a diario esta devoción santa, y difúndela» (Forja, 621).

«Muchos cristianos... viven esa oración maravillosa que es el santo rosario, en el que el alma no se cansa de decir siempre las mismas cosas, como no se cansan los enamorados cuando se quieren, y en el que se aprende a revivir los momentos centrales de la vida del Señor» (Es Cristo que pasa, 142)

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