domingo, 21 de julio de 2019

MARTA Y MARÍA, UN COMENTARIO DE SAN AGUSTÍN

Johannes Vermeer. Cristo en casa de Marta y María

Extracto de un sermón de San Agustín sobre Marta y María (Lc 10, 38-42). El santo Doctor ve representada en estas santas mujeres dos tipos de vida: la presente y la futura. Vivamos santamente la vida laboriosa de Marta para alcanzar en plenitud la vida dichosa y holgada de María. Es la hermosa invitación que late en sus palabras.

«P
or tanto, amadísimos, veis y —así me parece— comprendéis ya lo simbolizado en estas dos mujeres, ambas gratas al Señor, ambas dignas de su amor, ambas discípulas suyas; lo veis y los que lo comprendéis advertís que se trata de algo grandioso que debéis oír y conocer: en estas dos mujeres están figuradas dos vidas, la presente y la futura; una laboriosa y otra descansada; una calamitosa y otra dichosa; una temporal y otra eterna. Dos son las vidas que os he descrito con la brevedad que he podido: ahora vosotros reflexionad sin prisas sobre ellas. En cuanto os sea posible, examinad lo que tiene esta vida —no hablo de una vida mala, depravada, criminal, derrochadora, impía, sino de una trabajosa, llena de sinsabores, castigada por temores, agitada por tentaciones; me refiero a esa vida de inocencia que llevaba Marta—, y, como he dicho, reflexionad sobre ella más detenidamente. Una vida depravada estaba lejos de aquella casa; no se hallaba ni en Marta ni en María y, si alguna vez existió, se ahuyentó con la llegada del Señor. En la casa que había acogido al Señor quedaron, pues, dos vidas representadas en las dos mujeres: ambas inocentes, ambas dignas de alabanza; una trabajosa, otra holgada, ninguna dañina, ninguna perezosa. Repito: ambas inocentes, ambas dignas de encomio; sin embargo, como indiqué, una trabajosa y otra holgada. Ninguna dañina —de lo que ha de guardarse la trabajosa—, ninguna perezosa —de lo que ha de precaverse la holgada—. Por tanto, en aquella casa coexistían estas dos vidas y la fuente misma de la vida (Sal 35, 10.) Marta era imagen de las realidades presentes; María de las futuras (Cf Hb 10, 1.) Lo que hacía Marta: ahí estamos nosotros; lo que hacía María: eso esperamos. Hagamos bien ahora lo primero, para conseguir en plenitud lo segundo» (San Agustín, Sermón 104, 4).




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