martes, 9 de agosto de 2016

EDITH STEIN Y LA FUERZA DEL SILENCIO ORANTE

En un hermoso y pequeño opúsculo sobre La Oración de la Iglesia, Santa Teresa Benedicta de la Cruz (en el mundo Edith Stein), nos muestra el lugar preciso donde se preparan y diseñan las grandes obras de Dios en favor de los hombres. Así dice esta mujer mártir de Cristo y eximia hija de Teresa de Jesús:

«En el eterno silencio de la vida intradivina, se decidió la obra de la redención. En lo oculto de la silenciosa habitación de Nazaret vino la fuerza del Espíritu Santo sobre la Virgen que oraba en la soledad y realizó la encarnación del Redentor. Reunida en torno a la Virgen que oraba en silencio esperó la Iglesia naciente la nueva infusión del Espíritu, que la debía vivificar para una mayor claridad interior y para una acción exterior fructuosa. En la noche de la ceguera, que Dios impuso a sus ojos, Saulo esperó en oración solitaria la respuesta del Señor a su pregunta: ¿Qué quieres que haga? (Hch 9). Y Pedro se preparó en oración solitaria a la misión entre los paganos (Hch 10). Y así continúa siendo a través de todos los siglos. Los acontecimientos visibles de la historia de la Iglesia que renuevan la faz de la tierra se preparan en el diálogo silencioso de las almas consagradas a Dios». (Santa Edith Stein, Escritos espirituales, Madrid 1999, p. 15)

1 comentario:

  1. Admirable.
    Suya es también la siguiente enseñanza, citada por San Juan Pablo II en la homilía de su canonización: "No aceptéis como verdad nada que carezca de amor, y no aceptéis como amor nada que carezca de verdad".

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