martes, 16 de septiembre de 2025

CARDENAL SARAH Y LO ABSURDO DE PROHIBIR EL RITO ANTIGUO

«En la Iglesia todos los bautizados tienen ciudadanía, compartiendo su Credo y la moral consiguiente. A lo largo de los siglos la diversidad de ritos celebrativos del único sacrificio eucarístico nunca ha creado problemas para la autoridad, porque la unidad de la fe era clara. De hecho, creo que la variedad de ritos en el mundo católico es una gran riqueza. Un rito, además, no se compone en un escritorio, sino que es fruto de la estratificación y sedimentación teológico-cultual. Me pregunto si se puede “prohibir” un rito ultra milenario. Finalmente, si la liturgia es también una fuente para la teología, ¿cómo negar acceso a las “fuentes antiguas”? Sería como prohibir el estudio de San Agustín a cualquiera que desee reflexionar correctamente sobre la gracia o sobre la Trinidad».

Fuente: secretum-meum-mihi.blogspot.com


 

lunes, 15 de septiembre de 2025

EL MARTIRIO DE MARÍA SEGÚN SAN BERNARDO

Virgen Dolorosa. Escuela Quiteña siglo XVIII
Imagen: surdoc.cl

«El martirio de la Virgen queda atestiguado por la profecía de Simeón y por la misma historia de la pasión del Señor. Éste –dice el santo anciano, refiriéndose al niño Jesús– está puesto como una bandera discutida; y a ti –añade, dirigiéndose a María– una espada te traspasará el alma.

En verdad, Madre santa, una espada traspasó tu alma. Por lo demás, esta espada no hubiera penetrado en la carne de tu Hijo sin atravesar tu alma. En efecto, después que aquel Jesús –que es de todos, pero que es tuyo de un modo especialísimo– hubo expirado, la cruel espada que abrió su costado, sin perdonarlo aun después de muerto, cuando ya no podía hacerle mal alguno, no llegó a tocar su alma, pero sí atravesó la tuya. Porque el alma de Jesús ya no estaba allí, en cambio la tuya no podía ser arrancada de aquel lugar. Por tanto, la punzada del dolor atravesó tu alma, y, por esto, con toda razón, te llamamos más que mártir, ya que tus sentimientos de compasión superaron las sensaciones del dolor corporal.

¿Por ventura no fueron peores que una espada aquellas palabras que atravesaron verdaderamente tu alma y penetraron hasta la separación del alma y del espíritu: Mujer, ahí tienes a tu hijo? ¡Vaya cambio! Se te entrega a Juan en sustitución de Jesús, al siervo en sustitución del Señor, al discípulo en lugar del Maestro, al hijo de Zebedeo en lugar del Hijo de Dios, a un simple hombre en sustitución del Dios verdadero. ¿Cómo no habían de atravesar tu alma, tan sensible, estas palabras, cuando aun nuestro pecho, duro como la piedra o el hierro, se parte con sólo recordarlas?

No os admiréis, hermanos, de que María sea llamada mártir en el alma. Que se admire el que no recuerde haber oído cómo Pablo pone entre las peores culpas de los gentiles el carecer de piedad. Nada más lejos de las entrañas de María, y nada más lejos debe estar de sus humildes servidores.

Pero quizá alguien dirá: «¿Es que María no sabía que su Hijo había de morir?» Sí, y con toda certeza. «¿Es que no sabía que había de resucitar al cabo de muy poco tiempo?» Sí, y con toda seguridad. «¿Y, a pesar de ello, sufría por el Crucificado?» Sí, y con toda vehemencia. Y si no, ¿qué clase de hombre eres tú, hermano, o de dónde te viene esta sabiduría, que te extrañas más de la compasión de María que de la pasión del Hijo de María? Este murió en su cuerpo, ¿y ella no pudo morir en su corazón? Aquélla fue una muerte motivada por un amor superior al que pueda tener cualquier otro hombre; esta otra tuvo por motivo un amor que, después de aquél, no tiene semejante».

(San Bernardo, Sermón domingo infraoctava de la Asunción. Oficio de Lectura, 15 de septiembre, Nuestra Señora de los Dolores).


miércoles, 10 de septiembre de 2025

EL «LÍBERA NOS» DE LA MISA TRADICIONAL

Otro momento hermoso del rito antiguo, bastante empobrecido en el misal de Pablo VI, es la oración del Líbera nos y los gestos que la acompañan.  El sacerdote la recita con la patena entre sus dedos; luego se persigna con ella, la besa y la desliza bajo la Hostia Sagrada. Cristo agradece ese beso de fe y amor, como agradeció todos los gestos de consuelo que le proporcionaron durante su pasión quienes le querían.
 

jueves, 4 de septiembre de 2025

¡UN PAPA PROSELITISTA! DEO GRATIAS!

En uno de sus discursos más notables en lo que va de pontificado, el Papa León XIV invitaba a un grupo de monaguillos franceses, reunidos en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, a tener el valor de plantearse la posibilidad de la vocación sacerdotal, descubriendo semana a semana su belleza, la felicidad que comporta y su urgente necesidad para la Iglesia. Tras hablarles de Cristo, de su amor y entrega por nosotros y del maravilloso tesoro de la Eucaristía, el Papa León arrojaba su anzuelo de pescador, en perfecta continuidad con la misión confiada a Pedro por Jesús: en adelante vas a ser pescador de hombres (Lc 5, 10):

«También deseo que estéis atentos a la llamada que Jesús podría dirigiros a seguirle más de cerca en el sacerdocio. Me dirijo a vuestras conciencias jóvenes, entusiastas y generosas, y voy a deciros algo que debéis escuchar, aunque pueda inquietaros un poco: ¡la falta de sacerdotes en Francia y en el mundo es una gran desgracia! Una desgracia para la Iglesia. Que podáis, poco a poco, domingo tras domingo, descubrir la belleza, la felicidad y la necesidad de tal vocación. ¡Qué vida tan maravillosa la del sacerdote, que en el corazón de cada uno de sus días encuentra a Jesús de una manera tan excepcional y lo da al mundo!».

Fuente y discurso completo del Santo Padre: www.infocatolica.com




 

jueves, 28 de agosto de 2025

SAN AGUSTÍN ALECCIONADO POR UN NIÑO

San Agustín y el niño junto al mar 
Pedro Pablo Rubens (c. 1637)

Una vieja tradición, avalada por una amplia representación iconográfica, cuenta que San Agustín paseaba un día por la playa mientras reflexionaba sobre el misterio de la Santísima Trinidad. Estando en esas cavilaciones encontró a un niño que había excavado un pequeño hoyo en la arena y trataba de llenarlo con el agua del mar. El niño corría una y otra vez al mar, recogía un poco de agua en una concha marina, y luego regresaba veloz a verter el agua del mar en su pequeño agujero.

Aquello llamó la atención de Agustín, quien lleno de curiosidad preguntó al niño sobre lo que hacía:

–Intento meter toda el agua del océano en este hoyo, le respondió el niño.

–Pero eso es imposible –replicó el santo–; ¿cómo piensas meter toda el agua del océano que es tan inmenso en un hoyo tan pequeñito?

–Más difícil es lo que pretendes tú –contestó el niño– que quieres meter en tu mente limitada el misterio del Dios infinito.

Y en ese instante el ángel desapareció.

 

martes, 26 de agosto de 2025

LAS SENDAS DE LA PENITENCIA SEGÚN EL CRISÓSTOMO

Ícono de San Juan Crisóstomo

«¿Queréis que os recuerde los diversos caminos de penitencia? Hay ciertamente muchos, distintos y diferentes, y todos ellos conducen al cielo.

El primer camino de penitencia consiste en la acusación de los pecados: Confiesa primero tus pecados, y serás justificado. Por eso dice el salmista: Propuse: «Confesaré al Señor mi culpa», y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. Condena, pues, tú mismo, aquello en lo que pecaste, y esta confesión te obtendrá el perdón ante el Señor, pues, quien condena aquello en lo que faltó, con más dificultad volverá a cometerlo; haz que tu conciencia esté siempre despierta y sea como tu acusador doméstico, y así no tendrás quien te acuse ante el tribunal de Dios.

Éste es un primer y óptimo camino de penitencia; hay también otro, no inferior al primero, que consiste en perdonar las ofensas que hemos recibido de nuestros enemigos, de tal forma que, poniendo a raya nuestra ira, olvidemos las faltas de nuestros hermanos; obrando así, obtendremos que Dios perdone aquellas deudas que ante él hemos contraído; he aquí, pues, un segundo modo de expiar nuestras culpas. Porque si perdonáis a los demás sus culpas –dice el Señor–, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros.

¿Quieres conocer un tercer camino de penitencia? Lo tienes en la oración ferviente y continuada, que brota de lo íntimo del corazón.

Si deseas que te hable aún de un cuarto camino, te diré que lo tienes en la limosna: ella posee una grande y extraordinaria virtualidad.

También, si eres humilde y obras con modestia, en este proceder encontrarás, no menos que en cuanto hemos dicho hasta aquí, un modo de destruir el pecado: De ello tienes un ejemplo en aquel publicano, que, si bien no pudo recordar ante Dios su buena conducta, en lugar de buenas obras presentó su humildad y se vio descargado del gran peso de sus muchos pecados.

Te he recordado, pues, cinco caminos de penitencia: primero, la acusación de los pecados; segundo, el perdonar las ofensas de nuestro prójimo; tercero, la oración; cuarto, la limosna; y quinto, la humildad.

No te quedes, por tanto, ocioso, antes procura caminar cada día por la senda de estos caminos: ello, en efecto, resulta fácil, y no te puedes excusar aduciendo tu pobreza, pues, aunque vivieres en gran penuria, podrías deponer tu ira y mostrarte humilde, podrías orar asiduamente y confesar tus pecados; la pobreza no es obstáculo para dedicarte a estas prácticas. Pero ¿qué estoy diciendo? La pobreza no impide de ninguna manera el andar por aquel camino de penitencia que consiste en seguir el mandato del Señor, distribuyendo los propios bienes —hablo de la limosna—, pues esto lo realizó incluso aquella viuda pobre que dio sus dos pequeñas monedas.

Ya que has aprendido con estas palabras a sanar tus heridas, decídete a usar de estas medicinas, y así, recuperada ya tu salud, podrás acercarte confiado a la mesa santa y salir con gran gloria al encuentro del Señor, rey de la gloria, y alcanzar los bienes eternos por la gracia, la misericordia y la benignidad de nuestro Señor Jesucristo.

(San Juan Crisóstomo, Homilía 2 sobre el Diablo tentador, n. 6. PG 49, 263-264. Officium lectionis; Feria III, Hebd. XXI)