Reproduzco un párrafo del artículo Quis ut Virgo? del profesor Roberto de Mattei sobre la reciente nota doctrinal Mater populi fidelis. Era del todo previsible que este documento causaría un desasosiego no menor en muchos fieles por la sencilla razón de que toca un aspecto singularísimo de la fe y de la conciencia católica: la Virgen Madre. El paso del tradicional principio de Maria nunquam satis a una actitud salpicada de cautelas, precauciones y sospechas sobre nuestro lenguaje acerca de María no puede sino desconcertar.
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«Con profunda tristeza hemos leído este texto que, tras su tono melifluo, oculta un contenido venenoso. En una hora histórica de confusión, cuando todas las esperanzas de las almas fervorosas se dirigen a la Santísima Virgen María, el Dicasterio para la Fe pretende despojarla de los títulos de Corredentora y Mediadora universal de todas las gracias, reduciéndola a una mujer como cualquier otra: “madre de los fieles”, “madre de los creyentes”, “madre de Jesús”, “compañera de la Iglesia”, como si la Madre de Dios pudiera ser confinada a una categoría humana, despojándola de su misterio sobrenatural. Resulta difícil no ver en estas páginas la culminación de la deriva mariológica posconciliar que, en nombre de un “justo medio”, ha optado por un minimalismo que degrada la figura de la Santísima Virgen María».
Fuente: www.corrispondenzaromana.it/quis-ut-virgo/
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