¡Ay, Papa Francisco, de cuántas cosas
nos privaste!, le oí comentar a un viejo amigo, mientras contemplaba a través
de los medios la alegría y alborozo de la gentes de Castel Gandolfo por la
presencia entre ellos del Papa León. Este feliz regreso al lugar habitual de
veraneo de los Papas, es también un signo elocuente de lo que será el
pontificado de León XIV. Recojo a continuación parte de una interesante columna sobre
el tema aparecida en el sitio Silere non possum.
* * *
No es nostalgia, es discernimiento
«Tener en cuenta el sensus fidelium significa también saber escuchar el deseo simple y profundo del pueblo de Dios: ver al Papa como un padre presente, que comparte los lugares, los tiempos y los gestos de la fe. El regreso de León XIV a Castel Gandolfo no es, por tanto, un detalle nostálgico ni una operación mediática. Es un signo. Y los signos hablan claro. Prevost ha demostrado su libertad al tomar esta decisión, dictada por el amor a un lugar de paz y por la conciencia de la necesidad de un tiempo de descanso. El Papa, como cualquier sacerdote, no es un superhéroe: también él necesita detenerse, rezar, descansar.
Los fieles reunidos hoy son el testimonio vivo de un pueblo deseoso de tener nuevamente al Papa entre ellos —no sólo por evidentes razones económicas o turísticas, sino por ese amor y afecto que desde hace años los une a la figura de Pedro. No han asistido a un evento de postal. Ya no es tiempo de eslóganes ni de falso pauperismo. León XIV muestra su libertad y su capacidad de afrontar la realidad con verdad. Lo que tenemos a disposición —gracias a la generosidad de tantos fieles y a la vida entregada de muchos hombres de buena voluntad— no debe ser despreciado, sino utilizado del mejor modo posible. Si se presentan nuevos gastos, se harán las evaluaciones oportunas y se procederá con criterio y sobriedad. Pero, como se ha explicado en múltiples ocasiones, no tiene sentido adquirir algo solo porque “parece” más pobre, ni abandonar lugares que tienen un valor simbólico y pastoral, solo porque los medios de comunicación siguen difundiendo desinformación, incluso sobre las vacaciones del Papa.
La comunidad de Castel Gandolfo ha sentido al Papa celebrar con ellos, por ellos, en medio de ellos. En un tiempo en que la sinodalidad corre el riesgo de confundirse con la multiplicación de mesas, documentos y eslóganes, la imagen del Pontífice que regresa entre los suyos, en una comunidad concreta, puede ofrecer una clave para redescubrir el auténtico significado de “caminar juntos”: no solo proyectar, sino habitar. Las tradiciones, cuando no se esgrimen como armas ideológicas, pueden aún revelarse caminos de comunión y herramientas de escucha. Esto también es discernimiento».
Fuente: silerenonpossum.com/es
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