En suma teológica, III, q. 46, a.3, Santo Tomás de Aquino,
respondiendo a la cuestión Si hubo otro
modo más conveniente para librar al hombre que la pasión de Cristo, nos presenta una síntesis profunda de las razones por las que la pasión del Señor fue
el modo más excelente de llevar a cabo nuestra salvación.
“Un
medio es tanto más conveniente para conseguir un fin cuanto más ventajas
concurren en él para lograr tal fin. Ahora bien, en la liberación del hombre
por la pasión de Cristo concurren muchas circunstancias que pertenecen a la
salvación del hombre, fuera de la liberación del pecado.
Primero, por este medio conoce
el hombre lo mucho que Dios le ama, y con esto es invitado a amarle a Él, en lo
cual consiste la perfección de la salvación humana. Por lo que dice el Apóstol
en Rm 5,8-9: Dios prueba su amor para con nosotros en que, siendo todavía pecadores,
Cristo murió por nosotros.
Segundo, porque con esto nos dio
ejemplo de obediencia, humildad, constancia, justicia y demás virtudes
manifestadas en la pasión, necesarias para la salvación de los hombres. De
donde se dice en 1 Pt 2,21: Cristo padeció por nosotros, dejándonos
ejemplo para que sigamos sus pasos.
Tercero, porque Cristo con su
pasión no sólo liberó al hombre del pecado, sino que también mereció para él la
gracia de la justificación y la gloria de la bienaventuranza, como luego se dirá.
Cuarto, porque con esto se
intimó al hombre una mayor necesidad de conservarse inmune de pecado, según
aquellas palabras de 1 Co 6,20: Habéis
sido comprados a gran precio, glorificad y llevad a Dios en vuestro cuerpo.
Quinto, porque realza más la
dignidad del hombre, de suerte que, cómo un hombre fue vencido y engañado por
el diablo, así fuese también otro hombre el que derrotase al diablo; y así como
un hombre mereció la muerte, así otro hombre, muriendo, venciese la muerte,
como se lee en 1 Co 15, 57: Gracias a
Dios, que nos ha dado la victoria por medio de Jesucristo.
Y,
en consecuencia, fue más conveniente ser liberados por la pasión de Cristo que
serlo solamente por la voluntad de Dios”.
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