sábado, 9 de agosto de 2025

LEÓN XIV, DE LA MANO DE MARÍA

Al inicio de su reciente libro El Papa León XIV. La historia del nuevo Papa y los retos que deberá afrontar (Ed. Océano 2025), Saverio Gaeta recoge las sentidas palabras que el nuevo pontífice estampó en el libro de firmas del Santuario de la Virgen del Buen Consejo en Genazzano, uno de los «lugares de su corazón», y que escogió como destino de su primera visita fuera del Vaticano tras su elección como Vicario de Cristo.

Al igual que en 2001, cuando fue elegido Prior general de la Orden de los Agustinos, volvió a poner en manos de Nuestra Señora del Buen Consejo su vida y su nuevo ministerio, esta vez como Sucesor de Pedro. A continuación reproduzco las palabras del Papa recogidas por Gaeta en su interesante ensayo.

* * *


Todavía en los primeros días de pontificado,
he sentido el deber
y un profundo deseo
de acercarme a Genazzano, al santuario
de la Señora del Buen Consejo,
que durante toda mi vida
me ha acompañado
con su presencia materna,
con su sabiduría,
y el ejemplo de su amor por el Hijo
que es siempre el centro de mi fe.
Camino, verdad y vida.
Gracias Madre, por tu ayuda,
acompáñame en esta nueva misión.

León XIV PP - 10 mayo 2025

(Firma en el libro de visitas
del santuario de Genazzano, primera
salida del papa Prevost del Vaticano)




 



jueves, 7 de agosto de 2025

SIXTO II, HOMBRE BUENO Y PACÍFICO

Manuscrito con la representación del martirio 
de San Sixto y sus diáconos 

Estos son los que siguen al Cordero adondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero. Y en sus bocas no fue hallado engaño, porque son inmaculados delante del trono de Dios (Ap 14, 4-5).

A este séquito que sigue a Cristo hasta el fin, adornado con la palma triunfante del martirio, pertenecen el papa San Sixto II y un grupo de diáconos martirizados en Roma durante el siglo III. Sixto fue elegido papa en el año 257 tras la muerte de Esteban I. San Cipriano, quien lo llama un «sacerdote bueno y pacífico», relata en una carta a un hermano obispo africano la persecución del año 258 tras el segundo Edicto de Valeriano. Éste dispuso la decapitación de obispos, sacerdotes y diáconos, y la confiscación de los bienes de la Iglesia, incluidos los cementerios. Por el Papa Dámaso sabemos que Sixto fue sorprendido en el cementerio, probablemente el de San Calixto donde está enterrado, mientras enseñaba la palabra divina y fue decapitado junto con seis de los siete diáconos de Roma (Genaro, Magno, Vicente, Esteban, Agapito y Felicísimo). El séptimo, el protodiácono Lorenzo, fue asesinado tres días después en la Vía Tiburtina.

San Cipriano, a la espera de que la persecución pronto se desatara en las iglesias del norte de África, alentaba a los fieles para el combate: «Os pido que comuniquéis estas noticias a los demás colegas nuestros, para que en todas partes las comunidades cristianas puedan ser fortalecidas por su exhortación y preparadas para la lucha espiritual, a fin de que todos y cada uno de los nuestros piensen más en la inmortalidad que en la muerte y se ofrezcan al Señor con fe plena y fortaleza de ánimo, con más alegría que temor por el martirio que se avecina, sabiendo que los soldados de Dios y de Cristo no son destruidos, sino coronados».

 


miércoles, 6 de agosto de 2025

CÓMO NEGOCIAR CON DIOS

Estampa del Santo Cura de Ars 
celebrando la Santa Misa

Decía el Santo Cura de Ars sobre el valor de la Misa: «Si se conociese el precio del Santo Sacrificio de la Misa, o mejor dicho, si se tuviera fe, ¿no habría más celo por él? Cuando queramos, pues, obtener alguna cosa del buen Dios, ofrezcámosle su Hijo muy amado con todos los méritos de su Muerte y Pasión, y Él no podrá negarnos nada».

Y para ejemplificar esta doctrina contaba el siguiente suceso: «Un santo sacerdote oraba por un amigo suyo muerto; Dios le había hecho conocer que estaba en el purgatorio. Pensó entonces que no podía hacer por él cosa mejor que ofrecer el Santo Sacrifico de la Misa por su alma. Cuando llegó el momento de la Consagración, tomó la Hostia consagrada entre sus dedos y dijo: Padre Santo y Eterno, hagamos un cambio: Vos tenéis en vuestras manos el alma de mi amigo, que está en el purgatorio, y yo tengo en las mías el cuerpo de Vuestro Hijo. Pues bien, librad a mi amigo y yo os hago la ofrenda de vuestro Hijo con todos los méritos de su Muerte y de su Pasión. Y al punto, en el momento de la elevación, vio el alma de su amigo, que radiante de gloria, subía al cielo».


 

martes, 29 de julio de 2025

MARTA, MUJER AFORTUNADA

Cristo en casa de Marta. Georg F. Stettner (+ 1639)

Hermoso himno a Santa Marta tomado de la Liturgia de las Horas del día de su fiesta (29. VII). En sus versos se exalta la solicitud de Marta en el servicio al Huésped divino y se le pide, como buena anfitriona, que haga de nuestros corazones otra Betania, un lugar de reposo y recreo para nuestro Dios, y merecer, al igual que ella y sus hermanos, ser hospedados algún día en las mansiones eternas.

* * *


Llenos de júbilo, te celebramos,
Marta, mujer afortunada, que mereciste,
más de una vez, hospedar a Cristo en tu casa.

Movida dulcemente por el amor,

te desvivías, gustosa, estando pendiente de todo,
para atender al Huésped Divino.

Mientras disponías, complacida, la mesa para el Señor,
María y Lázaro tomaban de Él para sus almas
el sustento de la vida de la gracia.


Presintiendo su muerte, María ungió al Señor
con nardo puro y tú Le dispensaste,
por última vez, tus servicios.

Y hoy, que a su vez, tú eres huésped dichosa del Maestro,
haz que nuestros corazones, sean, como Betania,
su amable morada.

Gloria a Dios, Uno y Trino,
que nos conceda un día cantar
contigo las alabanzas del Cielo. Amén.

 

sábado, 26 de julio de 2025

LOS OJOS DEL AMOR

Santos Joaquín y Ana con la Virgen y el Niño

Ubi amor ibi oculus: Donde está el amor allí están los ojos, decía Ricardo de San Víctor. El amor nos enseña a mirar con atención y dulzura; busca siempre la presencia del amado y se complace en su contemplación; casi no tiene ojos para nadie más. 

En esta piadosa pintura hay un juego de tiernas miradas entre los abuelos de Jesús –San Joaquín y Santa Ana–, la Virgen Madre y el Niño Dios, como si el cariño mutuo circulara a trevés de sus ojos. Se comprende que la familia sea el ámbito primordial donde se aprende a querer y a mirar.




 

viernes, 25 de julio de 2025

LECCIONES DEL APÓSTOL SANTIAGO

Santiago Apóstol
 Catedral de Santiago de Chile

    «Por consiguiente, de Santiago podemos aprender muchas cosas: la prontitud para acoger la llamada del Señor incluso cuando nos pide que dejemos la “barca” de nuestras seguridades humanas, el entusiasmo al seguirlo por los caminos que él nos señala más allá de nuestra presunción ilusoria, la disponibilidad para dar testimonio de él con valentía, si fuera necesario hasta el sacrificio supremo de la vida. Así, Santiago el Mayor se nos presenta como ejemplo elocuente de adhesión generosa a Cristo. Él, que al inicio había pedido, a través de su madre, sentarse con su hermano junto al Maestro en su reino, fue precisamente el primero en beber el cáliz de la pasión, en compartir con los Apóstoles el martirio» (Benedicto XVI, Audiencia General, miércoles 21 de junio de 2006).



 

jueves, 24 de julio de 2025

UN ASCETISMO SIEMPRE ACTUAL Y NECESARIO

San Charbel Makhlouf

Publico un breve extracto de la homilía pronunciada por San Pablo VI durante la canonización de San Charbel Makhlouf, el día 9 de octubre de 1977. San Charbel fue un asceta y religioso del Líbano de rito maronita. Nació en 1828; a la edad de 23 años, dejó su casa en secreto y entró al monasterio de Nuestra Señora de Mayfuq, tomando el nombre de un mártir sirio: Charbel. Hizo sus votos solemnes en 1853 y fue ordenado sacerdote en 1859. Durante 15 años vivió en el monasterio de San Marón en Annaya. Tiempo después sintió el llamado a la vida ermitaña y en 1875 recibió la autorización para ponerla en práctica. Desde ese momento hasta su muerte en 1898, se dedicó a la oración, a la penitencia y al trabajo manual. La única perturbación a su vida de oración y silencio venía de la cantidad de visitantes que llegaban atraídos por su fama de santidad. Estos buscaban su consejo, la promesa de su oración o el favor de algún milagro.

* * *

«Sí, la santidad practicada por Charbel Makhlouf es de gran importancia, no solo para la gloria de Dios, sino también para la vitalidad de la Iglesia. Ciertamente, en el único Cuerpo Místico de Cristo, como dice San Pablo (Cf. Rm 12, 4-8), los carismas son numerosos y diversos; corresponden a diferentes funciones, cada una de las cuales tiene su lugar indispensable. Se necesitan pastores que reúnan al pueblo de Dios y lo presidan sabiamente en nombre de Cristo. Se necesitan teólogos que examinen la doctrina y un Magisterio que la vigile. Se necesitan evangelizadores y misioneros que lleven la palabra de Dios por todos los caminos del mundo. Se necesitan catequistas que sean sabios maestros y pedagogos de la fe: este es el propósito del presente Sínodo. Se necesitan personas que se dediquen directamente a la ayuda mutua de sus hermanos y hermanas. Pero también se necesitan personas que se ofrezcan como víctimas por la salvación del mundo, en penitencia libremente aceptada, en incesante oración de intercesión, como Moisés en la montaña, en una búsqueda apasionada del Absoluto, testificando que Dios merece ser adorado y amado por sí mismo. El estilo de vida de estos religiosos, estos monjes, estos eremitas no se propone a todos como un carisma imitable; pero en su estado puro, de manera radical, encarnan un espíritu del que ningún seguidor de Cristo está exento, ejercen una función de la que la Iglesia no puede prescindir, evocan un camino saludable para todo» (San Pablo VI).

Fuente: www.vatican.va


 

martes, 22 de julio de 2025

MÁS LOCOS QUE LA MAGDALENA

Aparición de Cristo a María Magdalena 
Charles De La Fosse (1636-1716)

«Se apareció a su Madre Santísima. —Se apareció a María de Magdala, que está loca de amor. —Y a Pedro y a los demás Apóstoles. —Y a ti y a mí, que somos sus discípulos y más locos que la Magdalena: ¡qué cosas le hemos dicho!», escribe San Josemaría Escrivá en Santo Rosario, comentando el primer misterio de gloria. Algo de esa locura de amor de la Magdalena que desearíamos merecer, la declara San Gregorio Magno en un bello texto de sus homilías sobre los Evangelios.


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«María Magdalena, cuando llegó al sepulcro y no encontró allí el cuerpo del Señor, creyó que alguien se lo había llevado y así lo comunicó a los discípulos. Ellos fueron también al sepulcro, miraron dentro y creyeron que era tal como aquella mujer les había dicho. Y dice el evangelio acerca de ellos: los discípulos se volvieron a su casa. Y añade, a continuación: fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando.

Lo que hay que considerar en estos hechos es la intensidad del amor que ardía en el corazón de aquella mujer, que no se apartaba del sepulcro, aunque los discípulos se habían marchado de allí. Buscaba al que no había hallado, lo buscaba llorando y, encendida en el fuego de su amor, ardía en deseos de aquel a quien pensaba que se lo habían llevado. Por esto, ella fue la única en verlo entonces, porque se había quedado buscándolo, pues lo que da fuerza a las buenas obras es la perseverancia en ellas, tal como afirma la voz de aquel que es la Verdad en persona: el que persevere hasta el final se salvará.

Primero lo buscó, sin encontrarlo; perseveró luego en la búsqueda, y así fue como lo encontró; con la dilación, iba aumentando su deseo, y este deseo aumentado le valió hallar lo que buscaba. Los santos deseos, en efecto, aumentan con la dilación. Si la dilación los enfría, es porque no son o no eran verdaderos deseos. Todo aquel que ha sido capaz de llegar a la verdad es porque ha sentido la fuerza de este amor. Por esto dice David: Mi alma tiene sed de Dios vivo: ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? Idénticos sentimientos expresa la Iglesia cuando dice, en el Cantar de los cantares: Estoy enferma de amor; y también: Mi alma se derrite.

Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas? Se le pregunta la causa de su dolor con la finalidad de aumentar su deseo, ya que, al recordarle a quién busca, se enciende con más fuerza el fuego de su amor.

Jesús le dice: ¡María! Después de haberla llamado con el nombre genérico de «mujer», sin haber sido reconocido, la llama ahora por su nombre propio. Es como si le dijera: «Reconoce a aquel que te reconoce a ti. Yo te conozco, no de un modo genérico, como a los demás, sino en especial».

María, al sentirse llamada por su nombre, reconoce al que lo ha pronunciado, y, al momento, lo llama: Rabboni, es decir: Maestro, ya que el mismo a quien ella buscaba exteriormente era el que interiormente la instruía para que lo buscase».

(De las homilías de San Gregorio Magno, Papa, sobre los Evangelios. Homilía 25, 1-2. 4-5. Oficio de lectura, 22 de Julio, fiesta de Santa María Magdalena).

viernes, 18 de julio de 2025

ORACIÓN A LA PRECIOSA SANGRE

Cristo Flagelado 

Oración a la preciosísima Sangre de Jesús, derramada copiosamente como precio de nuestro rescate, atribuida a San Alberto Magno.

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 Yo te adoro Sangre Preciosa encerrada en las venas de Jesús


Yo te adoro, Sangre preciosísima de Jesús, flor de la creación, fruto de la virginidad, instrumento inefable del Espíritu Santo; y me regocijo pensando que, proveniente de las gotas de la sangre virginal, a que el amor eterno imprimió movimiento, fuiste asumida por el Verbo y deificada en Su persona.

Yo me conmuevo con íntima ternura, pensando cómo del Corazón de la Virgen pasaste al Corazón del Verbo y, animada por el soplo de la divinidad, viniste a ser digna de adoración por ser sangre de Dios.

Yo te adoro encerrada en las venas de Jesús, conservada en su Humanidad como el maná en el arca de oro, memorial de la redención eterna por Él operada en los días de su vida mortal. Te adoro, Sangre del nuevo y eterno Testamento, que fluiste de las venas de Jesús en Getsemaní, de sus carnes flageladas arrancadas en el Pretorio, de sus manos y pies traspasados y de su costado abierto en el Gólgota. Te adoro en los Sacramentos; te adoro en la Eucaristía, donde sé que estás contenida sustancialmente…

En ti pongo toda mi confianza, Sangre adorable, precio nuestro y baño del espíritu. Cae gota a gota suavemente en los corazones extraviados y ablanda su dureza. Limpia, Sangre adorable de Jesús, limpia nuestras manchas, sálvanos de la ira del ángel exterminador. Riega la Iglesia; fecúndala de maestros y de apóstoles, enriquécela de almas santas, puras y radiantes de belleza divina. 


 

jueves, 17 de julio de 2025

EL FELIZ REGRESO DEL PAPA A CASTEL GANDOLFO

¡Ay, Papa Francisco, de cuántas cosas nos privaste!, le oí comentar a un viejo amigo, mientras contemplaba a través de los medios la alegría y alborozo de la gentes de Castel Gandolfo por la presencia entre ellos del Papa León. Este feliz regreso al lugar habitual de veraneo de los Papas, es también un signo elocuente de lo que será el pontificado de León XIV. Recojo a continuación parte de una interesante columna sobre el tema aparecida en el sitio Silere non possum.

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No es nostalgia, es discernimiento

«Tener en cuenta el sensus fidelium significa también saber escuchar el deseo simple y profundo del pueblo de Dios: ver al Papa como un padre presente, que comparte los lugares, los tiempos y los gestos de la fe. El regreso de León XIV a Castel Gandolfo no es, por tanto, un detalle nostálgico ni una operación mediática. Es un signo. Y los signos hablan claro. Prevost ha demostrado su libertad al tomar esta decisión, dictada por el amor a un lugar de paz y por la conciencia de la necesidad de un tiempo de descanso. El Papa, como cualquier sacerdote, no es un superhéroe: también él necesita detenerse, rezar, descansar.

Los fieles reunidos hoy son el testimonio vivo de un pueblo deseoso de tener nuevamente al Papa entre ellos —no sólo por evidentes razones económicas o turísticas, sino por ese amor y afecto que desde hace años los une a la figura de Pedro. No han asistido a un evento de postal. Ya no es tiempo de eslóganes ni de falso pauperismo. León XIV muestra su libertad y su capacidad de afrontar la realidad con verdad. Lo que tenemos a disposición —gracias a la generosidad de tantos fieles y a la vida entregada de muchos hombres de buena voluntad— no debe ser despreciado, sino utilizado del mejor modo posible. Si se presentan nuevos gastos, se harán las evaluaciones oportunas y se procederá con criterio y sobriedad. Pero, como se ha explicado en múltiples ocasiones, no tiene sentido adquirir algo solo porque “parece” más pobre, ni abandonar lugares que tienen un valor simbólico y pastoral, solo porque los medios de comunicación siguen difundiendo desinformación, incluso sobre las vacaciones del Papa.

La comunidad de Castel Gandolfo ha sentido al Papa celebrar con ellos, por ellos, en medio de ellos. En un tiempo en que la sinodalidad corre el riesgo de confundirse con la multiplicación de mesas, documentos y eslóganes, la imagen del Pontífice que regresa entre los suyos, en una comunidad concreta, puede ofrecer una clave para redescubrir el auténtico significado de “caminar juntos”: no solo proyectar, sino habitar. Las tradiciones, cuando no se esgrimen como armas ideológicas, pueden aún revelarse caminos de comunión y herramientas de escucha. Esto también es discernimiento».

Fuente: silerenonpossum.com/es

miércoles, 16 de julio de 2025

NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN, PATRONA DE CHILE

Oración por Chile a la Virgen del Carmen, Reina, Madre y Patrona de la Nación, compuesta por Monseñor Ramón Ángel Jara (1852-1917). 

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¡Oh Virgen Santísima del Carmen! Llenos de la más tierna confianza como hijos que acuden al corazón de su madre, nosotros venimos a implorar una vez más los tesoros de misericordia que con tanta solicitud nos habéis siempre dispensado.

Reconocemos humildemente que uno de los mayores beneficios que Dios ha concedido a nuestra Patria, ha sido señalaros a Vos por nuestra especial Abogada, Protectora y Reina. Por eso a Vos clamamos en todos nuestros peligros y necesidades seguros de ser benignamente escuchados. Vos sois la Madre de la Divina Gracia, conservad puras nuestras almas; sois la Torre poderosa de David. defended el honor y la libertad de nuestra Nación; sois el refugio de los pecadores, tronchad las cadenas de los esclavos del error y del vicio; sois el consuelo de los afligidos, socorred a las viudas, a los huérfanos y desvalidos; sois el auxilio de los cristianos, conservad nuestra fe y proteged a nuestra Iglesia, en especial a sus Obispos, sacerdotes y religiosos.

Desde el trono de vuestra gloria atended a nuestras súplicas, ¡oh Madre del Carmelo! Abrid vuestro manto y cubrid con él a esta República de Chile, de cuya bandera Vos sois la estrella luminosa. Os pedimos el acierto para los magistrados, legisladores y jueces; la paz y piedad para los matrimonios y familias; el santo temor de Dios para los maestros; la inocencia para los niños; y para la juventud, una cristiana educación.

Apartad de nuestras ciudades los terremotos, incendios y epidemias; alejad de nuestros mares las tormentas, y dad la abundancia a nuestros campos y montañas. Sed el escudo de nuestros guerreros, el faro de nuestros marinos y el amparo de los ausentes y viajeros. Sed el remedio de los enfermos, la fortaleza de las almas atribuladas, la protectora especial de los moribundos y la redentora de las almas del Purgatorio.

¡Oídnos pues, Reina y Madre Clementísima! Y haced que viviendo unidos en la vida por la confesión de una misma fe y la práctica de un mismos amor al Corazón Divino de Jesús, podamos ser trasladados de esta patria terrenal a la patria inmortal del cielo, en que os alabaremos y bendeciremos por los siglos de los siglos. Amén.


 

martes, 15 de julio de 2025

EL OCASO DE TRADITIONIS CUSTODES

Con el motu proprio Traditionis Custodes el Papa Francisco demolió buena parte del edificio litúrgico que el Papa Benedicto XVI había levantado con Summorum Pontificum. En su momento señalé en este blog los frágiles fundamentos del documento del Papa Francisco (aquí), fragilidad que ha quedado aún más en evidencia con la reciente publicación del dictamen de la Congregación para la Doctrina de la Fe y las respuestas mayoritariamente favorables de los obispos a la implementación de Summorum Pontificum en sus diócesis. También vaticiné la corta duración que cabía prever para un documento tan desprolijo, y estimo que su demolición paulatina ya está en marcha.

A los pocos meses de su promulgación, las contradicciones y ambigüedades intrínsecas de Traditionis Custodes fueron examinadas por don Francesco Cupello en un interesante y agudo ensayo, cuya portada acompaña esta nota. Don Francesco, con su particular mirada analítica, pasa revista a este motu proprio señalando las múltiples dolencias de que padece. Ahora me permito traducir el breve prólogo que encabeza ese libro –de lectura muy recomendada–, y me declaro solidario de los sentimientos en él expresados.

 


«Cuando me enteré y leí el Motu proprio Traditionis Custodes del Papa Francisco, lo percibí inmediatamente como un entierro anticipado de Benedicto XVI y una bofetada a todos los que disfrutaban de la concesión del Motu proprio Summorum Pontificum del Papa bávaro. Una bofetada que me recordó la que recibió Jesús ante el sumo sacerdote Caifás. Y como Jesús respondió con mansedumbre a quien lo había golpeado invitándolo a razonar, así pensé hacerlo yo en respuesta al Papa Francisco, que de este modo acababa de golpear a todos aquellos que devotamente –y entre quienes me incluyo–, y sin fanatismo alguno, y sin ninguna intención de oponerse a las indicaciones pastorales del Concilio Vaticano II, y sin soñar siquiera con rechazar el misal de Pablo VI, solo les parecía más oportuno celebrar, en ciertas ocasiones, con el misal plurisecular de Pío V, con el fin de obtener mayores beneficios espirituales.


A primera vista, Traditionis Custodes me ha parecido en algunos puntos contradictorio, en otros doctrinalmente débil y bastante apresurado en otros.


Tengo ante mí, a modo de sinopsis, tanto Summorum Pontificum y la Carta a los obispos con la que Benedicto XVI acompañó su Motu proprio, como Traditionis Custodes del Papa Francisco y la correspondiente Carta adjunta dirigida a los obispos. Leyendo Traditionis Custodes, me parece advertir que, desde el segundo párrafo, ya comienza con algunas imprecisiones de cierta relevancia, que suscitan no pocas perplejidades.


Con este escrito me propongo enumerar las inexactitudes y las contradicciones en las que, a mi juicio, ha incurrido el Papa Francisco y que no pueden pasarse por alto. Lo hago sin acritud y con el máximo respeto hacia el Santo Padre, sobre cuyas buenas intenciones no tengo elementos para dudar, reconfortado también por sus reiteradas invitaciones a no tener miedo de criticarlo». 

(Francesco Cupello, Motu Improprio, Fede e Cultura, Verona 2021, pp. 4-5, Versión Kindle).


 

lunes, 14 de julio de 2025

CAMILO, EL SANTO DE LA COMPASIÓN

San Camilo de Lelis 
Basílica de San Pedro

La Liturgia de las Horas nos ofrece hoy un texto conmovedor sobre la caridad que inundó el corazón de San Camilo de Lelis (1550-1614). Adentrarse en el corazón de los santos, imágenes vivas del Corazón de Cristo, es un camino seguro para aprender a querer.

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«Empezaré por la santa caridad, raíz y complemento de todas las virtudes, con la que Camilo estaba familiarizado más que con ninguna otra. Y, así, afirmo que nuestro santo estaba inflamado en el fuego de esta santa virtud, no sólo para con Dios, sino también para con el prójimo, en especial para con los enfermos; y esto en tal grado que la sola vista de los enfermos bastaba para enternecer y derretir su corazón y para hacerle olvidar completamente todas las delicias, deleites y afectos mundanos. Cuando servía a algún enfermo, lo hacía con un amor y compasión tan grandes que parecía como si en ello tuviera que agotar y consumir todas sus fuerzas. De buena gana hubiera tomado sobre sí todos los males y dolencias de los enfermos con tal de aliviar sus sufrimientos o curar sus enfermedades.

Descubría en ellos la persona de Cristo con una viveza tal, que muchas veces, mientras les daba de comer, se imaginaba que eran el mismo Cristo en persona y les pedía su gracia y el perdón de los pecados. Estaba ante ellos con un respeto tan grande como si real y verdaderamente estuviera en presencia del Señor. De nada hablaba con tanta frecuencia y con tanto fervor como de la santa caridad, y hubiera querido poderla infundir en el corazón de todos los mortales.

Deseoso de inflamar a sus hermanos de religión en esta virtud, la primera de todas, acostumbraba a inculcarles aquellas dulcísimas palabras de Jesucristo: Estuve enfermo, y me visitasteis. Estas palabras parecía tenerlas realmente esculpidas en su corazón; tanta era la frecuencia con que las decía y repetía.

La caridad de Camilo era tan grande y tan amplia que tenían cabida en sus entrañas de piedad y benevolencia no sólo los enfermos y moribundos, sino toda clase de pobres y desventurados. Finalmente, era tan grande la piedad de su corazón para con los necesitados, que solía decir: Si no se hallaran pobres en el mundo, habría que dedicarse a buscarlos y sacarlos de bajo tierra, para ayudarlos y practicar con ellos la misericordia».

(De la Vida de San Camilo, escrita por un compañero suyo. Cf. Oficio de Lecturas del 14.VII. Los destacados son nuestros).


 

miércoles, 9 de julio de 2025

EL BLANCO EJÉRCITO DE LOS MÁRTIRES CHINOS


Te martyrum candidatus laudat exercitus; A ti te alaba el blanco ejército de los mártires, decimos en el Te Deum, el himno de acción de gracias por antonomasia de la Iglesia. El calendario litúrgico de hoy conmemora un puñado de soldados de este precioso ejército: un grupo de mártires, que se hicieron imitadores de Cristo crucificado para proteger su don más grande, la fe, derramando la sangre con la que se ha construido la Iglesia en China. En particular se recuerdan 120 mártires, niños y adultos de todas las condiciones sociales, de 9 a 79 años. Fueron asesinados y beatificados en diferentes épocas, pero fueron proclamados santos, todos juntos, el 1 de octubre del año 2000 por san Juan Pablo II quien, en su homilía, exaltó «el esplendor de la santidad de estos hijos e hijas de China». 

Santos mártires de China, rogad por nosotros.

Fuente: brujulacotidiana.com
 



martes, 8 de julio de 2025

EL ATRACTIVO DE UN NOMBRE

Al cumplirse dos meses de la elección del Papa León y a modo de reconocimiento filial, me permito esta modesta incursión en el campo del diseño gráfico. Que el Señor le conceda la prudencia de la serpiente, la sencillez de la paloma (Cf Mt 10, 16) y la fortaleza del León. 




 

lunes, 7 de julio de 2025

UN SEMBRADOR «DERROCHADOR». COMENTARIO DEL PAPA LEÓN XIV A LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR.

El sembrador al atardecer de Vincent van Gogh

Extracto de la primera Audiencia general del Papa León XIV en la que comentó la parábola evangélica del sembrador. (Plaza de San Pedro, miércoles 21 de mayo de 2025).

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«La parábola del sembrador habla precisamente de la dinámica de la palabra de Dios y de los efectos que produce. De hecho, cada palabra del Evangelio es como una semilla que se arroja al terreno de nuestra vida. Muchas veces Jesús utiliza la imagen de la semilla, con diferentes significados. En el capítulo 13 del Evangelio de Mateo, la parábola del sembrador introduce una serie de otras pequeñas parábolas, algunas de las cuales hablan precisamente de lo que ocurre en el terreno: el trigo y la cizaña, el grano de mostaza, el tesoro escondido en el campo. ¿Qué es, entonces, este terreno? Es nuestro corazón, pero también es el mundo, la comunidad, la Iglesia. La palabra de Dios, de hecho, fecunda y provoca toda realidad.

Al principio, vemos a Jesús que sale de su casa; una gran multitud se reúne a su alrededor (cf. Mt 13, 1). Su palabra fascina y despierta la curiosidad. Entre la gente hay, evidentemente, muchas situaciones diferentes. La palabra de Jesús es para todos, pero actúa en cada uno de manera diferente. Este contexto nos permite comprender mejor el sentido de la parábola.

Un sembrador, bastante original, sale a sembrar, pero no se preocupa en donde cae la semilla. La arroja incluso donde es improbable que dé fruto: en el camino, entre las piedras, entre los espinos. Esta actitud sorprende a los oyentes y los lleva a preguntarse: ¿por qué?

Estamos acostumbrados a calcular las cosas —y a veces es necesario—, ¡pero esto no vale en el amor! La forma en que este sembrador «derrochador» arroja la semilla es una imagen de la forma en que Dios nos ama. Es cierto que el destino de la semilla depende también de la forma en que la acoge el terreno y de la situación en que se encuentra, pero ante todo, con esta parábola, Jesús nos dice que Dios arroja la semilla de su palabra sobre todo tipo de terreno, es decir, en cualquier situación en la que nos encontremos: a veces somos más superficiales y distraídos, a veces nos dejamos llevar por el entusiasmo, a veces estamos agobiados por las preocupaciones de la vida, pero también hay momentos en los que estamos disponibles y acogedores. Dios confía y espera que tarde o temprano la semilla florezca. Él nos ama así: no espera a que seamos el mejor terreno, siempre nos da generosamente su palabra. Quizás precisamente al ver que Él confía en nosotros, nazca en nosotros el deseo de ser un terreno mejor. Esta es la esperanza, fundada sobre la roca de la generosidad y la misericordia de Dios.

Al contar cómo la semilla da fruto, Jesús también está hablando de su vida. Jesús es la Palabra, es la Semilla. Y la semilla, para dar fruto, debe morir. Entonces, esta parábola nos dice que Dios está dispuesto a «desperdiciarse» por nosotros y que Jesús está dispuesto a morir para transformar nuestra vida.

Tengo en mente ese hermoso cuadro de Van Gogh: El sembrador al atardecer. Esa imagen del sembrador bajo el sol abrasador me habla también del esfuerzo del campesino. Y me llama la atención que, detrás del sembrador, Van Gogh haya representado el trigo ya maduro. Me parece una imagen de esperanza: de una forma u otra, la semilla ha dado fruto. No sabemos muy bien cómo, pero es así. En el centro de la escena, sin embargo, no está el sembrador, que está a un lado, sino que todo el cuadro está dominado por la imagen del sol, tal vez para recordarnos que es Dios quien mueve la historia, aunque a veces nos parezca ausente o lejano. Es el sol que calienta la tierra y hace madurar la semilla. Queridos hermanos y hermanas, ¿en qué situación de la vida nos alcanza hoy la palabra de Dios? Pidamos al Señor la gracia de acoger siempre esta semilla que es su palabra. Y si nos damos cuenta de que no somos terreno fértil, no nos desanimemos, sino pidámosle que siga trabajando en nosotros para convertirnos en terreno mejor».

Fuente: www.vatican.va


domingo, 29 de junio de 2025

PEDRO Y PABLO, DISTINTOS PERO SIEMPRE HERMANOS

Extracto de una homilía del Papa Benedicto XVI pronuniada durante la celebración de las primeras vísperas de la fiesta de San Pedro y San Pablo. (Basílica de San Pablo Extramuros, jueves 28 de junio de 2007).

* * *

«Una antiquísima tradición, que se remonta a los tiempos apostólicos, narra que precisamente a poca distancia de este lugar tuvo lugar su último encuentro antes del martirio:  los dos se habrían abrazado, bendiciéndose recíprocamente. Y en el portal mayor de esta basílica están representados juntos, con las escenas del martirio de ambos. Por tanto, desde el inicio, la tradición cristiana ha considerado a san Pedro y san Pablo inseparables uno del otro, aunque cada uno tuvo una misión diversa que cumplir:  san Pedro fue el primero en confesar la fe en Cristo; san Pablo obtuvo el don de poder profundizar su riqueza. San Pedro fundó la primera comunidad de cristianos provenientes del pueblo elegido; san Pablo se convirtió en el apóstol de los gentiles. Con carismas diversos trabajaron por una única causa:  la construcción de la Iglesia de Cristo.

En el Oficio divino, la liturgia ofrece a nuestra meditación este conocido texto de san Agustín: En un solo día se celebra la fiesta de dos apóstoles. Pero también ellos eran uno. Aunque fueron martirizados en días diversos, eran uno. San Pedro fue el primero; lo siguió san Pablo. (...) Por eso, celebramos este día de fiesta, consagrado para nosotros por la sangre de los Apóstoles (Disc. 295, 7. 8). Y san León Magno comenta: Con respecto a sus méritos y sus virtudes, mayores de lo que se pueda decir, nada debemos pensar que los oponga, nada que los divida, porque la elección los hizo similares, la prueba semejantes y la muerte iguales (In natali apostol., 69, 6-7)»…

Por tanto, aunque humanamente eran diversos, y aunque la relación entre ellos no estuviera exenta de tensiones, san Pedro y san Pablo aparecen como los iniciadores de una nueva ciudad, como concreción de un modo nuevo y auténtico de ser hermanos, hecho posible por el Evangelio de Jesucristo. Por eso, se podría decir que hoy la Iglesia de Roma celebra el día de su nacimiento, ya que los dos Apóstoles pusieron sus cimientos. Y, además, Roma comprende hoy con mayor claridad cuál es su misión y su grandeza. San Juan Crisóstomo escribe: El cielo no es tan espléndido cuando el sol difunde sus rayos como la ciudad de Roma, que irradia el esplendor de aquellas antorchas ardientes (san Pedro y san Pablo) por todo el mundo... Este es el motivo por el que amamos a esta ciudad... por estas dos columnas de la Iglesia (Comm. a Rom 32).




 

viernes, 27 de junio de 2025

CORAZÓN DE JESÚS, DELICIA DE TODOS LOS SANTOS

«¡Oh, Jesús, si en este día en que celebramos la fiesta de tu Sagrado Corazón quisieses encerrarnos en Él para no salir nunca más!»

Apuntes de una meditación dirigida por San Josemaría Escrivá en la noche del 3 al 4 de junio de 1937, vísperas de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús. Refugiado en la Legación de Honduras, no obstante las penalidades y angustias de la guerra civil española, su corazón no refleja tristeza ni amargura; solo suspira por refugiarse él y los suyos en ese Horno de ardiente caridad que es el Corazón de Cristo, y saborear las delicias que en él se encierran.

* * * 

«Ciérrense los ojos de nuestro cuerpo, ábranse los de nuestra alma; tengan paz nuestros oídos y pongámonos a escuchar la voz de nuestro Jesús. Hablémosle en confidencia amorosa, como amigos íntimos, como hermanos, como hijos. ¡Jesús: verte, hablarte! ¡Permanecer así, contemplándote, abismado en la inmensidad de tu hermosura y no cesar nunca, nunca, en esa contemplación! ¡Oh, Cristo, quién te viera! ¡Quién te viera para quedar herido de amor a Ti y, embriagado y sustentado de este amor, desentenderse completamente de las cosas mundanas!

¡Cristo, quién te viera! ¡Quién te viera y quedase amorosamente hundido en tu seno, amándote sin cesar y siendo amado de Ti, y reviviese el encanto de aquella vieja leyenda del monje que pasó los siglos -siglos que no fueron sino un momento- arrobado, en la presencia de tu infinita hermosura! Decía la leyenda que saliendo el monje del convento, fuese al bosque; pero allí Tú te apareciste ante sus ojos. Él se quedó quieto, gozándose de tu vista. Cuando terminó su contemplación, se levantó para regresar al convento. Pero sus muros eran otros, viejos, desmoronados. Miró en torno suyo y vio muy añosos los árboles. Llamó, al fin, y un fraile en hábito negro le abrió. El monje contempló con asombro su propio hábito blanco; el que le había abierto era de otra Orden. Es que su contemplación había durado tres siglos y en ellos el mundo se había agitado, la revolución había pasado, arrollándolo todo, por aquellas tierras, y tras esos sucesos una nueva Orden se había asentado en el monasterio. Tres siglos del mundo, largos, llenos de devastación, de ruido, de agitación, no eran sino un momento ante la eternidad de Dios.

¡Jesús: verte, hablarte, amarte y sentirse amado de Ti! ¡Olvidarse de las ataduras de este mundo, librarse de su yugo y dejarte la plena posesión de nuestro corazón, abierto para Ti y sólo para Ti! Tú sabes, Señor, que te amo. Sí –te lo confieso como Pedro (Cfr. Jn 21, 17)–, Tú sabes que, a pesar de mi miseria, te amo, y que en medio de mis locuras no he dejado de amarte. Pues multiplica Tú, con tu poder y tu piedad, este amor hasta que no tenga límite ni medida. Hiere el corazón de este pobre y los de todos mis hijos, los de todos tus hijos, y aplícales tu cauterio para que nunca más deseen gustar de las cosas mundanas. Envuélvenos en las llamas de tu amor, y que nos consuman y nos curen y nos purifiquen. Dios mío, que seamos ya tuyos, tuyos solamente, y no nos sintamos atraídos por los goces y afectos de aquí abajo. ¡Oh, Jesús, si en este día en que celebramos la fiesta de tu Sagrado Corazón quisieses encerrarnos en Él para no salir nunca más! …

Yo quiero verme ahora, Dios mío, junto a la herida de tu pecho; y pensar en todos mis hijos, en todos los que ahora son miembros vivos de este Cuerpo vivo de tu Obra. Nombrándolos, consideraré sus cualidades, sus virtudes, sus defectos, y luego te suplicaré, empujándolos hacia Ti, uno a uno: "¡Adentro!". Los meteré dentro de tu Corazón. Así quiero hacer con cada uno y con todos los que vendrán después, durante siglos, hasta el fin del mundo, a formar parte de esta familia sobrenatural. Todos, todos unidos en el Corazón de Cristo, todos hechos uno por amor a Él y todos desprendidos de las cosas de la tierra por la fuerza de este amor acompañado de la mortificación. Queremos ser como los primeros cristianos; vamos a revivir su espíritu en el mundo. Empecemos, pues, por hacer real dentro de la Obra aquella afirmación: congregavit nos in unum Christi amor (Himno Ubi caritas).

(San Josemaría Escrivá, Crecer para adentro, Textos tomados de la predicación del Fundador del Opus Dei Madrid 1937, Roma 1997, p. 105 y ss.)


lunes, 23 de junio de 2025

EL PORQUÉ DE LA PROCESIÓN DEL CORPUS

El Papa León XIV preside a pie su primera procesión del Corpus

¿Por qué en la fiesta del CORPUS se lleva solemnemente la Santísima Eucaristía en procesión?


–En la fiesta del Corpus se lleva solemnemente la Santísima Eucaristía en procesión:
 
1° para honrar la Humanidad Santísima de nuestro Señor, escondida en las especies sacramentales;
2° para avivar la fe y aumentar la devoción de los fieles a este misterio;
3° para celebrar la victoria que ha dado a su Iglesia contra todos los enemigos del Sacramento;
4° para reparar de algún modo las injurias que recibe de los enemigos de nuestra religión.

¿Cómo hay que asistir a la procesión del CORPUS?

–A la procesión del Corpus hay que asistir:


1° con gran recogimiento y modestia, no mirando a una parte y a otra ni hablando sin necesidad;
2° con intención de honrar por medio de nuestras adoraciones el triunfo de Jesucristo;
3° pidiéndole humildemente perdón de las comuniones indignas y de todas las demás profanaciones que se cometen contra este divino Sacramento;
4° con sentimientos de fe, confianza, amor y reconocimiento a Jesucristo, presente en la hostia consagrada.

(Catecismo de San Pío X)


 

domingo, 1 de junio de 2025

¿CÓMO CELEBRAR LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR?

¿Qué hemos de hacer para celebrar dignamente la fiesta de la Ascensión?

–Para celebrar dignamente la fiesta de la Ascensión hemos de hacer tres cosas:

1ª adorar a Jesucristo en el cielo como medianero y abogado nuestro;

2ª despegar enteramente nuestro corazón de este mundo como de lugar de destierro y aspirar únicamente al cielo, nuestra verdadera patria;

3ª determinarnos a imitar a Jesucristo en la humildad, en la mortificación y en los padecimientos, para tener parte en su gloria. (Catecismo San Pío X).


 

lunes, 26 de mayo de 2025

¡HE AHÍ EL AMOR MÍO, DADME EL AMOR MÍO!

San Felipe Neri

«San Felipe, el venerado apóstol de Roma, que tuvo la dicha de morir el día mismo del Corpus Christi, yacía sobre su lecho, extenuado de fuerzas por los males que le afligían; octogenario, había llegado ya al término de su carrera. No habla el santo anciano; parece que duerme. Pero no duerme; es que está absorto en Dios; está en espera y aguarda… De repente un sonido de campanillas lo conmueve… ¡Es el Viático, es el Señor que viene… el Señor! A este sonido, sus fuerzas retornan, sus miembros parecen reanimarse; quiere arrojarse del lecho y arrodillarse a toda costa… Y cuando ve aparecer el Santísimo Sacramento, no es ya hombre de la tierra; en aquel momento, Felipe Neri es ángel del cielo; diré mejor, es un serafín herido, un serafín que arde, que grita: ¡He ahí el Amor mío, he ahí el Amor mío…dadme, dadme el Amor mío! Si nadie hubiese escrito la vida de San Felipe Neri, esta escena de cielo bastaría para revelarla; bastaría este momento solo para testificar la virtud de sus gloriosos ochenta años. El último grito de su vida sería su panegírico más hermoso; y solo el Viático demostraría que era un gran santo, y especialmente un grande enamorado del Santísimo Sacramento» (Antonio de Castellammare, El alma eucarística, Ed. Casals, p. 261).

lunes, 19 de mayo de 2025

DOS HERMOSAS COLECTAS DEL VIEJO MISAL

El antiguo misal es un tesoro de oraciones preciosas que no termino de descubrir del todo. En mis últimas vacaciones me topé con dos hermosas colectas, lamentablemente desaparecidas en el misal de Pablo VI, que han sido de gran provecho para mi meditación. Se trata de la colecta de la misa votiva de San Pedro y San Pablo y de la colecta de la misa votiva de la Pasión del Señor. En la primera, sobresale la idea de que los Apóstoles Pedro y Pablo, auténticos cimientos de la Iglesia, deben toda su fortaleza al potente brazo de Dios que los ha liberado de las turbulencias y profundidades del mar; es siempre su mano salvadora la que los saca a flote. La segunda es una maravillosa síntesis cristológica–espiritual: Jesucristo ha bajado del cielo para derramar copiosamente su sangre por nosotros y así darnos la posibilidad de que, colocados a su derecha, merezcamos escuchar de sus labios de Juez universal una sentencia favorable de salvación: Venid benditos de mi Padre, tomad posesión del reino…


Colecta de la misa votiva de San Pedro y San Pablo:

«Oh Dios, cuya diestra sostuvo a Pedro caminando sobre las olas para que no se hundiese y salvó a Pablo, su hermano en el apostolado, náufrago por tres veces, de lo más profundo del mar; óyenos propicio, y concede que, por los méritos de ambos, alcancemos la gloria de la eternidad. Tú que vives y reinas».

«Deus, cujus déxtera beátum Petrum, ambulántem in flúctibus, ne mergerétur, eréxit, et coapóstolum ejus Paulum, tértio naufragántem, de profundo pélagi liberávit: exáudi nos propítius, et concéde; ut, ambórum méritis, æternitátis glóriam consequámur: Qui vivis et regnas». 


Colecta de la misa votiva de la Pasión del Señor:

«Oh Señor Jesucristo, que desde el seno del Padre has bajado de los cielos a la tierra para derramar tu preciosa sangre en remisión de nuestro pecados; te suplicamos humildemente que, colocados en el día del juicio a tu derecha, merezcamos oír: Venid, benditos. Tú que con el mismo Dios Padre y el Espíritu Santo vives y reinas».

«Dómine Jesu Christe, qui de coelis ad terram de sinu Patris descendísti, et sánguinem tuum pretiósum in remissiónem peccatórum nostrórum fudísti: te humíliter deprecámur; ut in die judícii, ad déxteram tuam, audíre mereámur: Veníte, benedícti: Qui cum eodem Deo Patre et Spíritu Sancto vivis et regnas Deus, per ómnia sǽcula sæculórum».

 

miércoles, 30 de abril de 2025

LA SABIDURÍA DE CATALINA. SOLO SÉ QUE NADA SOY

Santa Catalina de Siena

La célebre frase atribuida universalmente a Sócrates «sólo sé que nada sé» inmortalizó un principio básico del saber recto: solo una actitud humilde de la inteligencia (nada sé) nos pone en óptimas condiciones de captar la realidad objetiva del mundo y del hombre. En el ámbito religioso sucede algo muy similar; solamente la conciencia de que no somos nada nos acerca al que lo es todo, Dios Creador nuestro. Esta percepción de radical insuficiencia está en la base de la vida de los santos, los amigos íntimos de Dios. Así lo refleja un breve ensayo sobre Catalina de Siena.

* * *

«¿No se creería uno estar escuchando el eco de la lección fundamental recibida en la diminuta celda de Siena: «Hija mía —le había dicho el Señor—, sabes quién eres tú y quién soy Yo? Si posees este doble conocimiento, serás feliz. Tú eres la que no es; Yo soy el que soy.»

Lección corta, de fecundidad inagotable, que guio la vida entera de Catalina y puso en su oración el distintivo de la humildad. La santa debía de pensar en esto, sin duda, cuando se explayaba con impetuoso entusiasmo:


¡Oh Bien supremo y eterno! ¿Quién, pues, te indujo a Ti, Dios infinito, a iluminarme con la luz de tu verdad, a mí, tu pequeña criatura? Sólo Tú, Fuego de amor. Siempre el Amor, el Amor sólo, te impulsó y te impulsa a crear a tu imagen y semejanza tus criaturas racionales y a tener misericordia de ellas, colmándolas de gracias infinitas y de dones sin mesura...

En cuanto a mí, soy la que no es. Si dijera que soy algo por mí misma, mentiría, sería hija del demonio, padre de la mentira. Tú sólo eres el que es. 

Magnánima humildad. Sentía esta alma transparente irresistible necesidad de hacer justicia al infinito; un movimiento irreprimible le forzaba a rebajarse, a prosternarse ante «el que es». Escuchadla orar: «Yo hablaré al Señor —decía el Patriarca Abraham—aunque no sea más que polvo y ceniza.» Así Catalina: sus oraciones comienzan por un grito de humildad, de sumisión, de adoración; no puede olvidar quién es y a quién se dirige:


¡Oh soberana y eterna Bondad! ¡Ay! ¿Qué soy, pues, miserable para que Tú, padre eterno y soberano, me hayas manifestado la Verdad?...

Por Ti, oh médico celeste, amor inefable de mi alma, suspiro con ardor. Oh Trinidad eterna e infinita, recurro a Ti, a pesar de mi pequeñez, y te suplico en unión con el cuerpo místico de la Santa Iglesia, que purifiques con tu gracia toda mancha de mi alma.

Ahora bien, no solamente tiene la humildad esencial de toda criatura que conoce su origen, sino esta otra humildad—más penosa a la naturaleza— del pecador que conoce su historia. La persigue el recuerdo de sus faltas.

Mas ¿qué desórdenes, se preguntará el lector, podía llorar esta privilegiada de la gracia que jamás conoció el pecado mortal?

La conciencia de los santos tiene delicadezas que nos asombran y nos desconciertan. Y, sin embargo, tienen razón. Además de que Catalina no cesó nunca de reprocharse con amargura la tibieza en que la sumió su hermana Bonaventura, atribuía particular gravedad a sus faltas de omisión de las que se acusó hasta el último momento, persuadida de que estas faltas eran la causa de los desfallecimientos de sus discípulos y las desventuras de la Iglesia: si su oración hubiese sido más ferviente ¿no hubiera evitado los azotes que ella ya veía cernerse sobre la cristiandad? «Si yo estuviera totalmente inflamada por el fuego del amor divino, decía a su confesor ¿no rezaría a mi Creador con un corazón de llamas, y El, soberanamente misericordioso, no se apiadaría de todos mis hermanos y les concedería el estar inflamados por el fuego que estaría en mí? ¿Cuál es el obstáculo para este gran bien? Mis pecados, sin duda». Se reprocha, pues, con amargura, no corresponder a la gracia. Con frecuencia, en su oración, cuando el impulso de la caridad parecía arrebatarla, se detenía de repente, como ante un obstáculo que amenazara quebrar el impulso de su oración, y se le oía acusarse:


¡Señor, yo he pecado; ten piedad de mí! Seguí en todo momento la ley perversa que hay en mí... No te he conocido a Ti, Luz verdadera.

Y con todo le plugo a tu caridad iluminarme... Yo no he sabido guardar mi memoria llena sólo de Ti y de tus beneficios inmensos. No he fijado mi inteligencia conforme a tu voluntad, no me he aplicado únicamente a buscar tu agrado; tampoco mi voluntad se ha empleado en amarte con todas sus fuerzas y sin mesura, como Tú me lo pedías. Yo te he ofendido».  

(M.V. Bernadot, O.P., Santa Catalina de Siena al Servicio de la Iglesia, Madrid 1958, pp. 20-23. Los destacados son nuestros).