La Ascensión de Rembrandt.
Extracto de un sermón de San Gregorio de
Nisa sobre la resurrección de Cristo como día en que el cielo y la tierra fueron
recreados de manera admirable. Por la fuerza y el poder del Resucitado, primogénito
entre muchos hermanos (Rm 8, 29), somos arrastrados hacia la gloria del
Padre.
Cristo arrastra tras de sí a todos los que ahora son ya de su raza
«Éste es el día en que actuó el Señor,
día totalmente distinto de aquellos otros establecidos desde el comienzo de los
siglos y que son medidos por el paso del tiempo. Este día es el principio de
una nueva creación, porque, como dice el profeta, en este día Dios ha creado un
cielo nuevo y una tierra nueva. ¿Qué cielo? El firmamento de la fe en Cristo.
Y, ¿qué tierra? El corazón bueno que, como dijo el Señor, es semejante a
aquella tierra que se impregna con la lluvia que desciende sobre ella y produce
abundantes espigas.
En esta nueva creación, el sol es la
vida pura; las estrellas son las virtudes; el aire, una conducta sin tacha; el
mar, aquel abismo de generosidad, de sabiduría y de conocimiento de Dios; las
hierbas y semillas, la buena doctrina y las enseñanzas divinas en las que el
rebaño, es decir, el pueblo de Dios encuentra su pasto; los árboles que llevan
fruto son la observancia de los preceptos divinos.
En este día es creado el verdadero
hombre, aquel que fue hecho a imagen y semejanza de Dios. ¿No es, por ventura,
un nuevo mundo el que empieza para ti en este día en que actuó el Señor? ¿No
habla de este día el Profeta, al decir que será un día y una noche que no
tienen semejante?
Pero aún no hemos hablado del mayor de
los privilegios de este día de gracia: lo más importante de este día es que él
destruyó el dolor de la muerte y dio a luz al primogénito de entre los muertos,
a aquel que hizo este admirable anuncio:
Subo al Padre mío y Padre vuestro, al
Dios mío y Dios vuestro. ¡Oh mensaje lleno de felicidad y de hermosura! El que
por nosotros se hizo hombre semejante a nosotros, siendo el Unigénito del
Padre, quiere convertirnos en sus hermanos y, al llevar su humanidad al Padre,
arrastra tras de sí a todos los que ahora son ya de su raza».
(San Gregorio de Nisa, Sermón 1 sobre la resurrección de Cristo;
Cf. Oficio de lecturas Lunes V semana de Pascua).