«En
un discurso al Colegio Cardenalicio en la Sala Clementina del Vaticano, el Papa
nos ha dirigido palabras muy serias. Nos ha recordado que la vestidura roja de
los cardenales es símbolo de la disposición al martirio. La Iglesia lo explica
con la siguiente fórmula: quien la lleva debe estar dispuesto a responder de la
fe usque ad effusionem sanguinis,
hasta derramar su sangre. Nos ha recordado además al cardenal inglés John
Fischer, que recibió la púrpura en la cárcel, en la que ingresó por oponerse al
poder del rey en favor de la Iglesia universal, de la que consideraba como
único representante al Papa, al obispo de Roma. Un mes después de haber sido
nombrado cardenal hubo de reclinar su cabeza sobre el patíbulo. De este modo se
ha tocado un segundo aspecto de este pontificado, que, en su primer mensaje al
mundo en la Capilla Sixtina, el Santo Padre vertió en el lema fidelitas (fidelidad). De esta forma, a
la confrontación superficial entre conservadurismo y progreso el Papa opuso
algo distinto y completamente olvidado: la fidelidad, que es creadora
conservando» (Joseph Card. Ratzinger, Cooperadores
de la verdad, Madrid 1991, p. 251).
jueves, 29 de junio de 2017
lunes, 26 de junio de 2017
SAN JOSEMARÍA, AMANTE DE LA EUCARISTÍA
«Hoy, en la Misa, he recordado la primera vez que toqué al
Señor, siendo diácono, en una procesión eucarística. Y le he dicho, sin ruido
de palabras: Señor, que no me acostumbre a estar cerca de Ti; que te quiera
como aquella vez, cuando te toqué temblando por la fe y el amor» (San Josemaría Escrivá, Palabras de un coloquio del 14 de noviembre
de 1970).
jueves, 22 de junio de 2017
EN EL CORAZÓN DE JESÚS
La
necesidad de buscar refugio en el Corazón de Cristo ha sido una constante en la
vida de los santos. Solo si nuestras vidas están ancladas en ese Corazón Sacratísimo
podremos llegar a ser objeto de las complacencias del Padre. Es el mensaje que
Juan Pablo II nos ofrece en esta hermosa reflexión sobre una de las letanías
del Sagrado Corazón.
«Corazón de Jesús, en quien el Padre halló sus
complacencias.
Rezando
así, particularmente ahora, en el mes de junio, meditamos en aquella
complacencia eterna que el Padre tiene en el Hijo: Dios en Dios, Luz en Luz.
Esa
complacencia significa también Amor: este Amor al que todo lo que existe le
debe su vida: sin Él, sin Amor, y sin el Verbo-Hijo, no se hizo nada de cuanto
se ha hecho. (Jn 1, 3).
Esta
complacencia del Padre encontró su manifestación en la obra de la creación, en
particular en la del hombre, cuando Dios “vio lo que había hecho y he aquí que
era bueno... era muy bueno” (Cf Gen
1, 31).
¿No
es, pues, el Corazón de Jesús ese «punto» en el que también el hombre puede
volver a encontrar plena confianza en todo lo creado? Ve los valores, ve el
orden y la belleza del mundo. Ve el sentido de la vida.
Corazón de Jesús, en quien el Padre halló sus complacencias.
Nos
dirigimos a la orilla del Jordán.
Nos
dirigimos al monte Tabor.
En
ambos acontecimientos descritos por los evangelistas se oye la voz del Dios invisible,
y es la voz del Padre: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo mi complacencia.
Escuchadle” (Mt 17, 5).
La
eterna complacencia del Padre acompaña al Hijo, cuando Él se hizo hombre,
cuando acogió la misión mesiánica a desarrollar en el mundo, cuando decía que
su comida era cumplir la voluntad del Padre.
Al
final Cristo cumplió esta voluntad haciéndose obediente hasta la muerte de
cruz, y entonces esa eterna complacencia del Padre en el Hijo, que pertenece al
íntimo misterio del Dios-Trino, se hizo parte de la historia del hombre. En
efecto, el Hijo mismo se hizo hombre y en cuanto tal tuvo un corazón de hombre,
con el que amó y respondió al amor. Antes que nada al amor del Padre.
Y
por eso en este corazón, en el Corazón de Jesús, se concentró la complacencia
del Padre.
Es
la complacencia salvífica. En efecto, el Padre abraza con ella ―en el corazón
de su Hijo― a todos aquellos por los que este Hijo se hizo hombre. Todos
aquellos por los que tiene el corazón. Todos aquellos por los que murió y
resucitó.
En
el Corazón de Jesús el hombre y el mundo vuelven a encontrar la complacencia
del Padre. Este es el corazón de nuestro Redentor. Es el corazón del Redentor
del mundo». (S. Juan Pablo II, Ángelus,
domingo 22 de junio de 1986)
miércoles, 21 de junio de 2017
UN BALUARTE DEL CREADOR
Cordillera de los Andes
frente a Santiago de Chile (Junio 2017)
«Majestuosa es la blanca montaña,
Que te dio por baluarte el Señor»
(Himno
nacional de Chile)
martes, 20 de junio de 2017
SACRA LITURGIA 2017. INTERVENCIÓN DEL CARDENAL BURKE
El cardenal Burke oficiando con el rito antiguo en
la capilla de Nuestra Señora
de los Dolores (Brasilia) el pasado sábado 17 de
junio.
Presento
la traducción española del artículo de Lorenzo Bertocchi sobre la intervención
del Cardenal Burke en el reciente Congreso Sacra Liturgia 2017, realizado en
Milán.
Fuente: La Nuova Bussola Quotidiana
Misa en la forma
extraordinaria, una señal de continuidad
Lorenzo
Bertocchi
06.09.2017
«La
intervención del cardenal Raymond Leo Burke en el congreso Sacra Liturgia ha
versado sobre el motu proprio Summorum
Pontificum de Benedicto XVI tras diez años de su publicación, en julio de
2007. El documento, al que también está dedicado el dossier de la revista Il Timone del mes de junio, ha vuelto a
expresar la plena ciudadanía de la Liturgia romana tradicional anterior a la
reforma de 1970.
Ayer
por la mañana el cardenal estadounidense ha abierto los trabajos de la tercera
jornada del congreso que concluye hoy en el Duomo
de Milán con las Vísperas solemnes en el rito ambrosiano. Refiriéndose al
discurso del papa Ratzinger sobre el contraste entre las dos interpretaciones
de las reformas suscitadas por el Vaticano II, Burke ha dicho que «la
hermenéutica de la discontinuidad y de la ruptura niega la unidad orgánica de
la Sagrada Liturgia, tal como se ha transmitido a lo largo de los siglos desde
los tiempos Apostólicos. Esta forma de interpretar tiene su origen en un falso
sentido de la Tradición, según el cual todo lo que ha sucedido después de la
experiencia de la Iglesia primitiva es visto con recelo y como una corrupción
de la pureza de la experiencia de la Iglesia en los primeros años de su vida.
(...) La visión de la Iglesia primitiva por parte de la hermenéutica de la
discontinuidad es ingenua y no toma en cuenta las dificultades que la Iglesia
ha experimentado desde sus primeros días a causa de la infidelidad de algunos
de sus miembros a la doctrina y la moral de Cristo transmitidos por el
ministerio Apostólico».
Según
Burke esta hermenéutica de la discontinuidad, que se caracteriza por un cierto
«arqueologismo», no por casualidad «se concentró con particular vehemencia en
el desmantelamiento de la Sagrada Liturgia, porque es en la vida litúrgica de
la Iglesia donde se manifiesta de modo más claro y perfecto la inhabitación del
Espíritu Santo, la presencia de Cristo en medio de nosotros, en todos los
tiempos y lugares en los que se encuentran sus miembros. La Sagrada liturgia
testimonia del modo más perfecto posible el orden que el Espíritu Santo,
inhabitando la Iglesia y las almas de sus miembros, siempre refleja y
promueve».
Benedicto
XVI, durante el encuentro del 27 de junio de 2007 en el que se presentó a
algunos obispos y cardenales la disciplina litúrgica del Motu Proprio,
constataba que la forma extraordinaria del rito, esto es, la anterior a la
reforma de 1970, no solo respondía al deseo de algunas personas mayores, sino
también al de muchos jóvenes.
«En
mi experiencia en varias partes de Europa y Estados Unidos, ha dicho el
cardenal Burke, las asambleas, bien numerosas, que asisten a la celebración de
la Misa según la Forma Extraordinaria del Rito Romano, están compuestas de
muchas familias jóvenes e incluso muchos adolescentes y jóvenes adultos no
casados. Hablando con ellos, se hace evidente que su atracción por el “Usus
Antiquior” se basa en la articulada sacralidad de la Forma Extraordinaria.
Muchos de estos jóvenes han experimentado el vacío y la condición incluso
nociva de la cultura contemporánea en que viven, dicho con palabras del Papa
San Juan Pablo II, “como si Dios no existiera”. Esta nueva generación,
profundamente decepcionada por la cultura secular y atea, ahora busca la
manifestación evidente de la presencia de Dios. No desean una forma de la
Sagrada Liturgia que esté contaminada por elementos de una cultura que ellos
mismos han experimentado como nociva».
Interesante
también la importancia que Burke ha dado al hecho de que la forma
extraordinaria no significa algo «anormal» o «raro». Por el contrario, la
celebración de la forma extraordinaria, que también se llama con justa razón «Usus Antiquior», es normativa en el
sentido de que se trata de un uso normal de la Sagrada Liturgia en el Rito
romano.
Para
muchos, la «la misa en latín» sigue siendo una concesión a ciertos grupos; el cardenal dice, por el contrario, que el Usus antiquior debe ser «visto cada vez
más como una riqueza común de la vida litúrgica de la Iglesia». «Algunos, ha
dicho, siguen pensando que el Usus
Antiquior es un interés de algunos miembros de la iglesia pero no un
interés general de todos en la Iglesia. Por ejemplo, no existe un esfuerzo por dar
una catequesis integral sobre la Liturgia, que incluya el aprecio por la forma
más antigua del rito romano. (...) Ciertamente, la formación de los
seminaristas debe incluir la instrucción en la Forma Extraordinaria del rito
romano junto a la teología que está implícita o la sustenta, y también la
preparación para celebrar la Santa Misa según la Forma Extraordinaria.
sábado, 17 de junio de 2017
ECCE PANIS ANGELORUM
Ecce panis angelórum,
factus cibus viatórum.
vere panis filiórum,
non mitténdus cánibus.
Ostensorio de la
custodia de la Catedral de Toledo
He aquí el pan de los ángeles,
hecho pan de los viajeros.
Es el verdadero pan de los hijos,
no se arroje a los perros
-------------------
Sit laus plena, sit sonóra,
sit iucúnda, sit decóra
mentis iubilatio
Procesión
del Corpus (Valencia 2013)
Sea la alabanza plena,
sea sonora, sea alegre,
sea pura la alabanza del alma.
(Santo Tomás de Aquino,
Secuencia Lauda Sion)
miércoles, 14 de junio de 2017
SACRA LITURGIA 2017. INTERVENCIÓN DEL CARDENAL SARAH (II)
Cardenal Robert Sarah. Foto: Fr. Lawrence, OP.
«DIABÓLICO QUIEN HA ATACADO
A BXVI: DESTRUYE LA IGLESIA»
Por Lorenzo Bertocchi
(Continuación)
Fuente: La nuova Bussola Quotidiana
PERMANECER VUELTOS A
CRISTO
El
cardenal ha recordado a continuación unas palabras de san Ambrosio dirigidas a
un bautizado: “Recuerda las preguntas que se te han propuesto, vuelve a pensar
las respuestas: tú de vuelves hacia el oriente, porque quien renuncia a Satanás
mira a Cristo cara a cara” (De Mysterii). «A través del uso de una postura
física común, de profundo significado junto a sus hermanos, el neófito toma su
lugar como cristiano en el culto de la Iglesia. He hablado en varias ocasiones
sobre la importancia de recuperar esta orientación, de estar vueltos hacia
oriente durante la celebración de la liturgia de hoy, y sigo sosteniendo lo que
he dicho. Simplemente me gustaría señalar que en las palabras de San Ambrosio
podemos apreciar el verdadero poder, la belleza, incluso el sentido de cuando
miramos al oriente. Así permanecemos unidos en la Iglesia, que se vuelve hacia
el Señor para adorarle, para contemplar a Cristo “cara a cara”.
En
definitiva, «un cristiano es una persona que sabe ocupar su lugar preciso en la
asamblea litúrgica de la Iglesia, que toma de este manantial la gracia y la
enseñanza necesaria para la vida cristiana. Estas personas comienzan a
penetrar, y por tanto a vivir siempre más, los profundos misterios transmitidos
por la Sagrada Liturgia. Por eso, participar en la Sagrada Liturgia, es algo
esencial para el cristiano».
LA COMUNIÓN EN LA BOCA Y
DE RODILLAS
«Hoy
querría expresamente llamar a pensar y promover la belleza, la conveniencia y
el valor pastoral de una práctica desarrollada durante la larga vida y
tradición de la Iglesia, esto es, el acto de recibir la Santa Comunión en la
lengua y de rodillas. Si San Pablo nos enseña que “al nombre de Jesús doble la
rodilla todo cuanto hay en los cielos, en la tierra y en las regiones
subterráneas” (Fil 2, 10), cuanto más debemos doblar nuestras rodillas cuando
recibimos al Señor en el sublime e íntimo acto de la Sagrada Comunión».
Para
reflexionar sobre este tema tan delicado, el cardenal ha propuesto a los
presentes el ejemplo de dos Santos: Juan Pablo II y la Madre Teresa de Calcuta.
«La vida entera de Karol Wojtyla estuvo marcada por un profundo respeto por la
Santa Eucaristía. (...) Hoy les pido simplemente que piensen en los últimos años
de su ministerio: un hombre marcado en el cuerpo por la enfermedad; pero Juan
Pablo II nunca se ha sentado delante de la Eucaristía. Siempre se ha obligado a
arrodillarse. Necesitaba la ayuda de otros para doblar las rodillas y luego
levantarse. Hasta sus últimos días ha querido darnos un gran testimonio de
veneración al Santísimo Sacramento».
La
madre Teresa «seguramente tocaba todos los días el “cuerpo” de Cristo presente
en los cuerpos acabados de los más pobres. Sin embargo, con asombro y
veneración respetuosa, decidió no tocar el cuerpo de Cristo transubstanciado.
En cambio, lo adoraba. Lo contemplaba silenciosamente. Se arrodillaba y
postraba delante de Jesús en la Eucaristía. Y lo recibía como un niño pequeño
humildemente alimentado por su Dios. Ver a cristianos recibir la Sagrada
Comunión en sus manos le llenaba de tristeza y dolor. Ella misma dijo: «cuando
voy por el mundo, lo que me hace estar más triste es ver a la gente que recibe
la comunión en sus manos».
Sarah
se ha declarado consciente del hecho de que «la legislación actual contiene el
permiso para recibir la Eucaristía de pie y en la mano, pero recibirla de
rodillas y en la lengua es la norma de los católicos de rito latino».
martes, 13 de junio de 2017
SACRA LITURGIA 2017. INTERVENCIÓN DEL CARDENAL SARAH (I)
Foto
Sacra Liturgia
Presento
en dos partes la traducción castellana de un artículo de Lorenzo Bertocchi publicado
en Nuova Bussola Quotidiana. Se
trata de un buen resumen de la conferencia inaugural que dictó el cardenal Robert
Sarah en el marco del congreso Sacra Liturgia 2017, en Milán.
«DIABÓLICO QUIEN HA
ATACADO A BXVI: DESTRUYE LA IGLESIA»
Por Lorenzo Bertocchi
7-06-2017
Con
el discurso de apertura tenido ayer a las 17.30 h. por el cardenal Robert Sarah
se dio inicio a los trabajos del congreso internacional Sacra Liturgia: cuatro
días en que se verán ocupados relatores de todo el mundo. Este año el encuentro
se desarrolla en Milán, y el discurso pronunciado ayer en el Aula Magna de la Universidad
Católica por el actual prefecto de la Congregación para el Culto Divino era
particularmente esperado.
En
su discurso de bienvenida, monseñor Dominique Rey, obispo de Toulon, recordó el
epílogo que el papa emérito Benedicto XVI escribió para la edición alemana del
libro de Sarah, La fuerza del Silencio. Como sabemos, este breve texto de
Joseph Ratzinger ha hecho perder el norte a cierto personaje interesado en el
tema, que ha ido demasiado lejos en sus apreciaciones pesadas hacia la persona
de Benedicto XVI y el prefecto.
«Rezo
devotamente», ha dicho Sarah en el inicio de su discurso, «por los que tienen
el tiempo y la paciencia de leer atentamente este libro: que Dios los ayude a
olvidar la vulgaridad y bajeza usadas por algunas personas cuando se han
referido al “Prefacio” y a su autor, el Papa Benedicto XVI. La arrogancia, la
violencia del lenguaje, la falta de respeto y el desprecio inhumano por
Benedicto XVI son diabólicos y cubren la Iglesia con un manto de tristeza y
vergüenza. Estas personas destruyen la Iglesia y su naturaleza profunda. El
cristiano no combate contra nadie. El cristiano no tiene enemigos que derrotar.
Luego,
la intervención del cardenal se ha desarrollado tratando de focalizar el tema
tantas veces expresado por Joseph Ratzinger sobre el hecho que la Iglesia se
levanta y se cae con la liturgia. Para comprender esto ha llamado la atención
sobre tres preguntas: ¿Quién es Jesús?; ¿Cómo conocer a Jesucristo?; ¿Qué
significa ser cristiano?
NO SEPARAR EL CRISTO DE
LA HISTORIA DEL CRISTO DE LA FE
En
la liturgia «no estamos celebrando al “Jesús de la historia”, y tampoco “al
Cristo de la fe”. Reconocemos humildemente a Cristo resucitado, como Dios y Señor
nuestro. No viene desmitizado y alejado por todo aquello que se refiere a
nuestra fe: a pesar del valor académico de esta separación, no puede ser
considerada una empresa legítima en el culto de la Iglesia. Cuando celebramos
la Sagrada Liturgia, participamos en la adoración del Cristo hecho hombre por
nuestra salvación, plenamente humano y plenamente divino». Por tanto, ha
subrayado Sarah, «la liturgia no puede convertirse en mera celebración
fraterna, sino que tiene que convertirse en culto a Dios».
CRISTO SE ENCUENTRA EN
LA IGLESIA
Como
persona viva Cristo se encuentra en la Iglesia. «Nuestra relación con Cristo
parte de la única verdadera Iglesia que Él ha fundado para este fin. Como dice
el Papa Benedicto XVI: “Cristo lo descubrimos, lo conocemos como Persona
viviente, en la Iglesia. Ella es 'su Cuerpo'”. Hoy, ha añadido, «esta realidad
es negada porque se acoge a Jesús pero no a la Iglesia. El encuentro personal
es una semilla que no puede madurar y producir fruto por sí sola: tiene
necesidad de nutrirse de la vida de la Iglesia». Luego el cardenal ha hecho
referencia al llamado que Juan Pablo II hizo en Sidney, en 1996, dirigiéndose a
los bautizados: “Volved a casa”. Es cierto, en efecto, que muchos bautizados se
ausentan de la liturgia; esto es considerado por Sarah como «un permanente y
grave escándalo en la Iglesia que pone en peligro la vida eterna de ellos. Si
decimos a la gente que vuelva, debemos estar seguros que la Sagrada Liturgia
sea hecha como quiere la Iglesia».
En referencia a la así llamada “reforma de la reforma”, el cardenal ha dicho que «hace falta considerar esta cuestión con urgencia. En algunos ambientes existe una separación entre “viejo” y “nuevo” (rito); esta oposición no puede continuar. La liturgia no puede ser modificada según cada desarrollo eclesiológico. La Iglesia antes y después del Concilio no tiene dos identidades separadas».
En referencia a la así llamada “reforma de la reforma”, el cardenal ha dicho que «hace falta considerar esta cuestión con urgencia. En algunos ambientes existe una separación entre “viejo” y “nuevo” (rito); esta oposición no puede continuar. La liturgia no puede ser modificada según cada desarrollo eclesiológico. La Iglesia antes y después del Concilio no tiene dos identidades separadas».
sábado, 10 de junio de 2017
LA TRINIDAD Y LOS SANTOS
Gloria Patri et Filio et Spiritui Sancto
«El conocimiento de la Trinidad
es el fruto y el fin de toda nuestra vida»
(Santo Tomás de Aquino)
«Querría tener mil bocas, mil corazones más,
que me permitieran vivir en una continua alabanza
a Dios Padre, a Dios Hijo, a Dios Espíritu Santo»
(San Josemaría Escrivá)
«La Trinidad: he ahí nuestra
morada,
nuestro «hogar», la casa
paterna
de donde nunca debemos salir»
(Santa Isabel de la Trinidad)
«Tú, Trinidad eterna, eres
como un mar profundo,
en el que cuanto más busco más
encuentro,
y cuanto más encuentro más
busco»
(Santa Catalina de Siena)
jueves, 8 de junio de 2017
DEPRESIÓN DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
Resumo
un breve y simpático artículo del padre Robert P. Imbelli, sacerdote de la
Arquidiócesis de Nueva York, aparecido en First Things, el pasado 6 de Junio.
Father
Imbelli cuenta que luego de celebrar con tanta solemnidad la gloriosa fiesta de
Pentecostés –«con música e incienso»–, al día siguiente su Breviario lo arroja
de sopetón a «la novena semana del Tiempo Ordinario».
«Inmediatamente
–comenta– me vino a la memoria la historia narrada por Peter Hebblethwaite en
su biografía de Pablo VI. El lunes después de Pentecostés de 1970, el Papa,
disponiéndose para celebrar la misa, quedó sorprendido al ver que se habían
puesto ornamentos verdes. Perplejo, preguntó: ¿Dónde están los ornamentos rojos
de la Octava de Pentecostés? Quedó consternado al saber que la Octava de
Pentecostés había sido abolida pasando por alto su autoridad».
Father
Imbelli sugiere que la restauración de esta Octava bien podría ser un modesto
comienzo para la Reforma de la Reforma: nos permitiría disfrutar y digerir «lente
ac suaviter», lenta y suavemente, la riqueza de esta festividad. En efecto, necesitamos más tiempo festivo para expresar nuestro gozo por la venida del
Espíritu Santo.
Mientras
esperamos ese día bendito, Father Imbelli nos sugiere un antídoto para evitar
la depresión por un término tan abrupto del tiempo pascual: «las sublimes
cantatas de Pentecostés de Johann Sebastian Bach. Hay cuatro para Pentecostés o
Domingo de Pentecostés, tres para el lunes de Pentecostés y dos para el martes
de Pentecostés.
John
Eliot Gardiner ha grabado todas las cantatas de Bach para el año litúrgico en
una serie de espléndidos álbumes con el sello de Soli Deo Gloria. No sólo son excelentes las actuaciones, sino que
cada álbum contiene los propios comentarios de Gardiner sobre las cantatas.
Estos comentarios no son solo musicalmente informativos, sino teológicamente
profundos».
Agradezco
a Don Roberto el buen humor de su artículo y la espléndida recomendación
musical que nos hace. También existe la posibilidad de acudir durante esa
semana a la forma extraordinaria del rito Romano: allí se encontrará intacta la
octava de Pentecostés con toda su riqueza litúrgica. Por estos caminos podremos
encontrar «justo lo que necesitamos para contrarrestar la monotonía del ‘Tiempo
Ordinario’».
Texto original: firstthings
martes, 6 de junio de 2017
LA ANTIGUA LITURGIA FORTALECE A LA IGLESIA
Misa
tradicional en la Catedral de Pamplona el pasado domingo de Pentecostés
Extracto
de la homilía pronunciada por Don Nicola Bux, eminente liturgista y paladín de
«la reforma de la reforma» impulsada por Benedicto XVI, el pasado 21 de mayo
con ocasión de su viaje a París para presentar la edición francesa de su última
obra: «No se juega con los sacramentos».
«Ustedes
que tienen la gracia de vivir su fe al ritmo de la liturgia tradicional, saben
bien cómo la liturgia se vuelve vana y superficial si ya no contempla la
presencia real de Nuestro Señor Jesucristo. Debido a que recuerda al hombre de
hoy que la liturgia, al igual que nuestras vidas, no puede ser más que cristocéntrica
y teocéntrica, la forma extraordinaria del rito romano debe ser siempre más
conocida, difundida y celebrada.
Debemos
dar gracias a Benedicto XVI por el regalo del motu proprio Summorum Pontificum que permite a muchos fieles fortalecerse en la fe, florecer a tantas vocaciones sacerdotales
y religiosas y a muchos jóvenes aproximarse al misterio eucarístico. Diez años
después de Summorum Pontificum,
podemos repetir las mismas palabras del entonces cardenal Ratzinger por el
décimo aniversario del motu proprio Ecclesia
Dei, en 1998: ‘La presencia de
la antigua liturgia en ningún caso perturba o amenaza la unidad, más bien es un
don destinado a fortalecer el cuerpo de Cristo, del cual todos somos servidores’.
Fuente: paixliturgique
sábado, 3 de junio de 2017
DULCE HUÉSPED DEL ALMA
Padre
de los pobres, Dador de las gracias, Luz de los corazones, Consolador óptimo,
dulce Huésped del alma, son algunos de los nombres con que se invoca al
Espíritu Santo en la hermosa secuencia de la misa de Pentecostés, Veni Sancte Spiritus. La inhabitación
del Espíritu Santo en el alma en gracia, del dulce Huésped divino que se
asienta en lo más íntimo de nuestros corazones, es una realidad soberana y
sublime de nuestra vida cristiana.
Santo
Tomás de Aquino, comentando el artículo octavo del Símbolo Apostólico: “Creo en el Espíritu Santo”, ha sintetizado en cinco puntos la
acción fecunda y fructuosa que el Paráclito realiza en las almas que lo
hospedan.
«Muchos frutos produce en
nosotros el Espíritu Santo.
Primero: nos purifica de los pecados. La razón es, que
el mismo que construye, es el que repara. Mas el alma es creada por el Espíritu
Santo, porque Dios hace todas las cosas por medio de Él. En efecto, Dios amando
su bondad causa todo: «Amas todas las cosas que hiciste y no has odiado nada de
lo que hiciste» (Sab 11, 25).
Dionisio, en el cap. 4 De divinis
nominibus, dice: «El amor divino no soportó quedar estéril». Por
consiguiente, es natural que los corazones de los hombres, destruidos por el
pecado, sean reparados por el Espíritu Santo: «Envía tu Espíritu y serán
creados y renovarás la faz de la tierra (Ps
103, 20). Luego no es extraño que el Espíritu Santo purifique, porque todos los
pecados son perdonados a causa del amor: «Se le han perdonado muchos pecados,
porque ha amado mucho (Lc 7, 47). Y
en Prov 10, 12 se dice: «El amor
cubre todas las faltas»; e igualmente en 1 Pe
4, 8: «La caridad cubre multitud de pecados».
Segundo: ilumina el entendimiento, porque todo lo que
sabemos, del Espíritu Santo nos viene: «El Paráclito, el Espíritu Santo que enviará
el Padre en mi nombre, Él os enseñará todas las cosas y os recordará todo
cuanto yo os haya dicho» (Jn 14, 26).
E igualmente en 1 Jn 2, 27: «Su
unción os enseñará todo».
Tercero: ayuda y, en cierto modo, obliga a guardar los
mandamientos. Pues ninguno podría guardar los mandamientos de Dios si no amase
a Dios: «Si alguno me ama, guardará mis palabras» (Jn 14, 23). Mas el Espíritu Santo hace amar a Dios y por
consiguiente ayuda: «Os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo en
medio de vosotros; quitaré el corazón de piedra y os daré un corazón de carne y
pondré mi espíritu en medio de vosotros; y haré que caminéis en mis preceptos y
que guardéis mis normas» (Ez 36, 26).
Cuarto: confirma en la esperanza de la vida eterna,
porque es prenda de aquella heredad. Dice el Apóstol en Ef 1, 13-14: «Habéis sido sellados con el Espíritu Santo de la
promesa, que es prenda de nuestra heredad». Pues es como las arras de la vida
eterna. Y la razón es la siguiente: la vida eterna se debe al hombre en cuanto
que éste se constituye en hijo de Dios, lo cual tiene lugar por una asimilación
a Cristo; pero uno se asemeja a Cristo en la medida en que tiene el Espíritu de
Cristo, que es el Espíritu Santo. En Rom
8, 15-16 dice el Apóstol: «Pues no habéis recibido un espíritu de esclavitud
para caer de nuevo en el temor, sino que habéis recibido el espíritu de hijos
adoptivos, que nos hace clamar: Abba, Padre. Este mismo Espíritu da testimonio
a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios». Y en Gal 4, 6 dice:«Como sois hijos, envió Dios a vuestros corazones el
Espíritu de su Hijo, que clama: Abba, Padre».
Quinto: aconseja en las dudas y nos da a conocer la
voluntad de Dios: «El que tenga oídos, oiga qué dice el Espíritu a las
iglesias (Ap 2, 7); e Is 1, 4: «Lo
escucharé como a un maestro». (Santo Tomás de Aquino, Exposición del Símbolo de los Apóstoles,
a. 8)
jueves, 1 de junio de 2017
BELLEZA ORTODOXA Y FEALDAD CATÓLICA
El pasado 25 de mayo, en el marco de un precioso templo recientemente
construido, el Patriarca Kirill de Moscú y de toda Rusia realizó el Rito de consagración de la Iglesia de la Resurrección de Cristo y los Santos
Mártires y Confesores de Rusia en el Monasterio de Sretensky. Como siempre, la
belleza de las liturgias orientales sobrecoge. En este enlace pueden verse hermosas fotografías del evento: orthochristian.com
Por
contraste, causa pena contemplar el tétrico escenario en el que pocos días antes se llevó a cabo la misa de
canonización de los pastorcitos de Fátima, Jacinta y Francisco. Con razón no faltaron alusiones a la fealdad allí imperante: traditiocatholica.blogspot
En
efecto, un mazacote de Cristo resucitado flotando en el espacio, al lado de la cruz y en forma de saeta
ascendente, hace las veces de retablo; un horrible y largo mesón negro sirve de altar: en su centro, el habitual pequeño crucifijo ofrece un pálido recuerdo de las ideas litúrgicas del Papa
Benedicto; toscas sedes para los celebrantes, Vicario de Cristo incluido; ornamentos deslucidos; velones oscuros en los extremos. Para la posterior bendición con el Santísimo Sacramento, una horrible custodia, más similar a una araña
agarrotada que a un hermoso sol que irradia sus rayos esplendorosos. En
fin, todo un monumento a la fealdad estética.
Estimo, por tanto, que no solo es recomendable la celebración «ad
orientem», sino también que los sacerdotes miren «ad orientem» para reencontrarse con la via pulchritudinis, el camino de la belleza, cualidad imprescindible de todo culto verdadero.
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