«Celebramos hoy la fiesta del “Nombre de
María”… María, la Madre del Señor, recibió del pueblo fiel el título de “Abogada”,
pues es nuestra abogada ante Dios. Desde las bodas de Caná la conocemos como la
mujer benigna, llena de solicitud materna y de amor, la mujer que percibe las
necesidades ajenas y, para ayudar, las lleva ante el Señor.
Hoy hemos escuchado en el evangelio cómo el Señor la entrega como Madre al discípulo predilecto y, en él, a todos nosotros. En todas las épocas los cristianos han acogido con gratitud este testamento de Jesús, y junto a la Madre han encontrado siempre la seguridad y la confiada esperanza que nos llenan de gozo en Dios y en nuestra fe en él.
Acojamos también nosotros a María como la estrella de nuestra vida, que nos introduce en la gran familia de Dios. Sí, el que cree nunca está solo».
(Extracto de la homilía pronunciada por el papa Benedicto XVI, el 12 de septiembre de 2006, en Ratisbona).
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