sábado, 23 de agosto de 2014

RAZONES DE UNA LITURGIA DEVALUADA (Y IV)

La cuarta y última de las razones que ha desvalorizado el culto católico es el evolucionismo litúrgico. “La cuarta idea expresa el evolucionismo imperante", señala Trower. La liturgia debe estar cambiando constantemente porque  la situación de la gente también lo está”, (p. 716). De esta manera la liturgia ha sido sometida a un estresante movimiento en el que muchas veces ni siquiera se percibe la finalidad hacia la cual se camina. Aquí Trower parece alegar un grave error de orden antropológico: “una liturgia constantemente cambiante, viola los principios socio-antropológicos fundamentales según los cuales lo que la gente quiere y necesita con el culto, por encima de todo, es permanencia y estabilidad” (p. 716). Ya lo había advertido Nicolás Gómez Dávila, con su agudeza característica: “Innovar en materia litúrgica no es sacrilegio, sino estupidez. El hombre sólo venera rutinas inmemoriales”. En efecto, una liturgia que no refleja la inmutable estabilidad de lo divino y trascendente pronto deviene en mero espectáculo, perdiendo así su valor intrínseco. Se ha pretendido poner freno a este evolucionismo multiplicando en los libros litúrgicos las posibilidades de realizar determinados ritos. Así, por ejemplo, en la última edición típica del misal romano se recogen hasta trece formularios posibles de plegarias Eucarísticas, algunas de muy escaso valor teológico y espiritual, cerca de cien prefacios, alternativas varias de saludos al pueblo, de actos penitenciales, de bendiciones, admoniciones y un largo etc. Es cierto que la presencia de alternativas puede servir para expansionar el espíritu de quienes parecen asfixiarse ante el exceso de rúbricas o la repetición cotidiana de gestos y oraciones; pero también es verdad que la presencia de múltiples formas para cada acción litúrgica, ha sembrado un cierto relativismo en el clero; por ejemplo, no sería nada extraño que alguien razonara de este modo: si existen más de cien prefacios, ¿qué impide que yo invente otro más para tal o cual celebración? Aunque se trate de alternativas previstas por la autoridad competente, la multiplicación de posibilidades en los ritos de la Iglesia, sin negar que en muchos casos haya supuesto un enriquecimiento, por desgracia también se ha prestado para favorecer la creatividad y consolidar la idea de que en el fondo, en liturgia, da igual hacer las cosas de una manera o de otra. La misma sustitución del término canon (regla fija) por el de plegaria eucarística me parece muy reveladora al respecto.
Como estas ideas portan en sí mismas los gérmenes de su propia descomposición, Trower concluye de modo irónicamente optimista: "Si estas opiniones fueran a perdurar, sería el final, no solo del rito latino, sino de cualquier otro rito. No creo que perduren, porque allí donde lo hicieran, la asistencia a Misa y las vocaciones sacerdotales caerían en picado. Finalmente morirán aunque tengan una vejez protegida” (p. 716).

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