domingo, 16 de noviembre de 2025

SIEMPRE CORREDENTORA

«¡Oh Madre de piedad y de misericordia, que asististe como compaciente y corredentora a tu dulcísimo Hijo cuando, en el ara de la cruz, consumaba la redención del mundo…, te rogamos que conserves y aumentes cada día en nosotros los preciosos frutos de la redención y de tu compasión!» (Pio XI, L’Osservatore Romano, 29/IV/1935).


 

lunes, 10 de noviembre de 2025

VIRGO SINGULARIS

Reproduzco un párrafo del artículo  Quis ut Virgo?  del profesor Roberto de Mattei sobre la reciente nota doctrinal Mater populi fidelis. Era del todo previsible que este documento causaría un desasosiego no menor en muchos fieles por la sencilla razón de que toca un aspecto singularísimo de la fe y de la conciencia católica: la Virgen Madre. El paso del tradicional principio de Maria nunquam satis a una actitud salpicada de cautelas, precauciones y sospechas sobre nuestro lenguaje acerca de María no puede sino desconcertar.

* * *

«Con profunda tristeza hemos leído este texto que, tras su tono melifluo, oculta un contenido venenoso. En una hora histórica de confusión, cuando todas las esperanzas de las almas fervorosas se dirigen a la Santísima Virgen María, el Dicasterio para la Fe pretende despojarla de los títulos de Corredentora y Mediadora universal de todas las gracias, reduciéndola a una mujer como cualquier otra: “madre de los fieles”, “madre de los creyentes”, “madre de Jesús”, “compañera de la Iglesia”, como si la Madre de Dios pudiera ser confinada a una categoría humana, despojándola de su misterio sobrenatural. Resulta difícil no ver en estas páginas la culminación de la deriva mariológica posconciliar que, en nombre de un “justo medio”, ha optado por un minimalismo que degrada la figura de la Santísima Virgen María».

Fuente:  www.corrispondenzaromana.it/quis-ut-virgo/



 

jueves, 6 de noviembre de 2025

CON RAZÓN MARÍA ES CORREDENTORA

«Con razón los Romanos Pontífices han llamado a María Corredentora: «de tal modo, juntamente con su Hijo paciente y muriente, padeció y casi murió; y de tal modo, por la salvación de los hombres, abdicó de los derechos maternos sobre su Hijo, y le inmoló, en cuanto de Ella dependía, para aplacar la justicia de Dios, que puede con razón decirse que Ella redimió al género humano juntamente con Cristo» (Benedicto XV, Carta Inter sodalicia, 22-V-1918, ASS 10 (1918), 182. Así entendemos mejor aquel momento de la Pasión de Nuestro Señor, que nunca nos cansaremos de meditar: stabat autem iuxta crucem Iesu mater eius (Ioh XIX, 25) estaba junto a la cruz de Jesús su Madre». (San Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, 287).

 

lunes, 3 de noviembre de 2025

CONMEMORACIÓN DE LOS FIELES DIFUNTOS

Preguntas tomadas del catecismo de San Pío X sobre el sentido de la Conmemoración de los fieles difuntos en la Iglesia.

 * * *

¿Por qué después de la fiesta de Todos los Santos hace la Iglesia conmemoración de todos los fieles difuntos?

–Después de la fiesta de Todos los Santos hace la Iglesia conmemoración de todos los fieles difuntos, que están en el purgatorio, porque conviene que la Iglesia militante, después de haber honrado e invocado con una fiesta general y solemne el patrocinio de la Iglesia triunfante, acuda al alivio de la Iglesia purgante con un general y solemne sufragio.

¿Cómo podemos aliviar a las almas de los fieles difuntos?

–Podemos aliviar a las almas de los fieles difuntos con oraciones, limosnas y con todas las demás obras buenas, pero sobre todo con el santo sacrificio de la Misa.

¿Por qué almas hemos de aplicar nuestros sufragios el día de la Conmemoración de los fieles difuntos, según la mente de la Iglesia?

–En la Conmemoración de todos los fieles difuntos hemos de aplicar nuestros sufragios, no sólo por las almas de nuestros padres, amigos y bienhechores, sino también por todas las otras que están en el purgatorio.

¿Qué fruto hemos de sacar de la Conmemoración de todos los fieles difuntos?

–De la Conmemoración de todos los fieles difuntos hemos de sacar este fruto: , pensar que también nosotros hemos de morir presto y presentarnos al tribunal de Dios para darle cuenta de toda nuestra vida; , concebir un gran horror al pecado, considerando cuán rigurosamente lo castiga Dios en la otra vida, y satisfacer en ésta a la justicia divina con obras de penitencia por los pecados cometidos.