Presento la segunda
parte del artículo de don Enrico Cattaneo aparecido en La Nuova Bussola Quodiana (2o-X-2014)
“Que
el Sínodo haya ignorado por completo este aspecto, parece algo desconcertante y
preocupante. Si la Iglesia ya no sabe más proponer íntegramente el mensaje
evangélico sobre la sexualidad, esto significa entonces que la mentalidad del
mundo ha entrado simplemente en la Iglesia. Y yendo un poco al fondo de la
cuestión, hay un motivo de este confusionismo, que ha llegado desde el momento
en que se ha pretendido nivelar todas las vocaciones, todos los carismas,
diciendo que la elección de la virginidad por el Reino de los cielos no es
"mejor" que la del estado matrimonial. ¿No habla Pablo de “aspirar a
los mejores carismas” (1 Cor 12, 13)? ¿Y acaso no dice también que quien se
casa “hace una cosa buena”, pero que quien no se casa para pertenecer
completamente al Señor “hace algo mejor” (cf. 1 Cor 7, 32-38)? ¿Y no ha sido
siempre ésta la posición de la Iglesia Católica en sus dos mil años de
historia? ¿Acaso Dios no es libre de dar sus dones, y ofrecer a uno cinco
talentos, y a otro dos, y a otro incluso uno? Corresponderá luego a cada uno
hacer fructificar al máximo el don recibido, y según esto valorará el Señor la
santidad de la persona.
Volviendo
al Sínodo, debería quedar claro que la crisis de la familia también es debida a
la crisis de la moral sexual. Ahora bien, en vez de rociar un poco de agua
bendita sobre situaciones objetivas de pecado (y ya se ha señalado cómo en la relación-síntesis falta justamente este
concepto), ¿por qué no hacer también para la sexualidad aquella propuesta
positiva que se quiere hacer para la familia ? Dicho en otras palabras, hay dos
"bellezas" evangélicas que presentar: "la belleza de la familia",
escuela de amor sacrificado, de fecundidad y comunión, y la "belleza de la
castidad, “escuela de autodisciplina y
de elevación del amor humano y cristiano.
Si
la reflexión sobre la familia que se llevará a cabo hasta el Sínodo ordinario
del próximo año, se redujera a copiar de los ortodoxos lo referente a la
comunión de los divorciados vueltos a casar; a copiar de los protestantes el
considerar el Evangelio como un ideal, dejando a la conciencia de cada uno el
decidir en las situaciones concretas; a copiar de los anglicanos el entender la
sinodalidad como un resolver las cuestiones a fuerza de mayoría, entonces no se
comprende en qué queda aquella "creatividad" que ha sido solicitada por
el papa Francisco”.
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