viernes, 18 de julio de 2025

ORACIÓN A LA PRECIOSA SANGRE

Cristo Flagelado 

Oración a la preciosísima Sangre de Jesús, derramada copiosamente como precio de nuestro rescate, atribuida a San Alberto Magno.

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 Yo te adoro Sangre Preciosa encerrada en las venas de Jesús


Yo te adoro, Sangre preciosísima de Jesús, flor de la creación, fruto de la virginidad, instrumento inefable del Espíritu Santo; y me regocijo pensando que, proveniente de las gotas de la sangre virginal, a que el amor eterno imprimió movimiento, fuiste asumida por el Verbo y deificada en Su persona.

Yo me conmuevo con íntima ternura, pensando cómo del Corazón de la Virgen pasaste al Corazón del Verbo y, animada por el soplo de la divinidad, viniste a ser digna de adoración por ser sangre de Dios.

Yo te adoro encerrada en las venas de Jesús, conservada en su Humanidad como el maná en el arca de oro, memorial de la redención eterna por Él operada en los días de su vida mortal. Te adoro, Sangre del nuevo y eterno Testamento, que fluiste de las venas de Jesús en Getsemaní, de sus carnes flageladas arrancadas en el Pretorio, de sus manos y pies traspasados y de su costado abierto en el Gólgota. Te adoro en los Sacramentos; te adoro en la Eucaristía, donde sé que estás contenida sustancialmente…

En ti pongo toda mi confianza, Sangre adorable, precio nuestro y baño del espíritu. Cae gota a gota suavemente en los corazones extraviados y ablanda su dureza. Limpia, Sangre adorable de Jesús, limpia nuestras manchas, sálvanos de la ira del ángel exterminador. Riega la Iglesia; fecúndala de maestros y de apóstoles, enriquécela de almas santas, puras y radiantes de belleza divina. 


 

jueves, 17 de julio de 2025

EL FELIZ REGRESO DEL PAPA A CASTEL GANDOLFO

¡Ay, Papa Francisco, de cuántas cosas nos privaste!, le oí comentar a un viejo amigo, mientras contemplaba a través de los medios la alegría y alborozo de la gentes de Castel Gandolfo por la presencia entre ellos del Papa León. Este feliz regreso al lugar habitual de veraneo de los Papas, es también un signo elocuente de lo que será el pontificado de León XIV. Recojo a continuación parte de una interesante columna sobre el tema aparecida en el sitio Silere non possum.

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No es nostalgia, es discernimiento

«Tener en cuenta el sensus fidelium significa también saber escuchar el deseo simple y profundo del pueblo de Dios: ver al Papa como un padre presente, que comparte los lugares, los tiempos y los gestos de la fe. El regreso de León XIV a Castel Gandolfo no es, por tanto, un detalle nostálgico ni una operación mediática. Es un signo. Y los signos hablan claro. Prevost ha demostrado su libertad al tomar esta decisión, dictada por el amor a un lugar de paz y por la conciencia de la necesidad de un tiempo de descanso. El Papa, como cualquier sacerdote, no es un superhéroe: también él necesita detenerse, rezar, descansar.

Los fieles reunidos hoy son el testimonio vivo de un pueblo deseoso de tener nuevamente al Papa entre ellos —no sólo por evidentes razones económicas o turísticas, sino por ese amor y afecto que desde hace años los une a la figura de Pedro. No han asistido a un evento de postal. Ya no es tiempo de eslóganes ni de falso pauperismo. León XIV muestra su libertad y su capacidad de afrontar la realidad con verdad. Lo que tenemos a disposición —gracias a la generosidad de tantos fieles y a la vida entregada de muchos hombres de buena voluntad— no debe ser despreciado, sino utilizado del mejor modo posible. Si se presentan nuevos gastos, se harán las evaluaciones oportunas y se procederá con criterio y sobriedad. Pero, como se ha explicado en múltiples ocasiones, no tiene sentido adquirir algo solo porque “parece” más pobre, ni abandonar lugares que tienen un valor simbólico y pastoral, solo porque los medios de comunicación siguen difundiendo desinformación, incluso sobre las vacaciones del Papa.

La comunidad de Castel Gandolfo ha sentido al Papa celebrar con ellos, por ellos, en medio de ellos. En un tiempo en que la sinodalidad corre el riesgo de confundirse con la multiplicación de mesas, documentos y eslóganes, la imagen del Pontífice que regresa entre los suyos, en una comunidad concreta, puede ofrecer una clave para redescubrir el auténtico significado de “caminar juntos”: no solo proyectar, sino habitar. Las tradiciones, cuando no se esgrimen como armas ideológicas, pueden aún revelarse caminos de comunión y herramientas de escucha. Esto también es discernimiento».

Fuente: silerenonpossum.com/es

miércoles, 16 de julio de 2025

NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN, PATRONA DE CHILE

Oración por Chile a la Virgen del Carmen, Reina, Madre y Patrona de la Nación, compuesta por Monseñor Ramón Ángel Jara (1852-1917). 

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¡Oh Virgen Santísima del Carmen! Llenos de la más tierna confianza como hijos que acuden al corazón de su madre, nosotros venimos a implorar una vez más los tesoros de misericordia que con tanta solicitud nos habéis siempre dispensado.

Reconocemos humildemente que uno de los mayores beneficios que Dios ha concedido a nuestra Patria, ha sido señalaros a Vos por nuestra especial Abogada, Protectora y Reina. Por eso a Vos clamamos en todos nuestros peligros y necesidades seguros de ser benignamente escuchados. Vos sois la Madre de la Divina Gracia, conservad puras nuestras almas; sois la Torre poderosa de David. defended el honor y la libertad de nuestra Nación; sois el refugio de los pecadores, tronchad las cadenas de los esclavos del error y del vicio; sois el consuelo de los afligidos, socorred a las viudas, a los huérfanos y desvalidos; sois el auxilio de los cristianos, conservad nuestra fe y proteged a nuestra Iglesia, en especial a sus Obispos, sacerdotes y religiosos.

Desde el trono de vuestra gloria atended a nuestras súplicas, ¡oh Madre del Carmelo! Abrid vuestro manto y cubrid con él a esta República de Chile, de cuya bandera Vos sois la estrella luminosa. Os pedimos el acierto para los magistrados, legisladores y jueces; la paz y piedad para los matrimonios y familias; el santo temor de Dios para los maestros; la inocencia para los niños; y para la juventud, una cristiana educación.

Apartad de nuestras ciudades los terremotos, incendios y epidemias; alejad de nuestros mares las tormentas, y dad la abundancia a nuestros campos y montañas. Sed el escudo de nuestros guerreros, el faro de nuestros marinos y el amparo de los ausentes y viajeros. Sed el remedio de los enfermos, la fortaleza de las almas atribuladas, la protectora especial de los moribundos y la redentora de las almas del Purgatorio.

¡Oídnos pues, Reina y Madre Clementísima! Y haced que viviendo unidos en la vida por la confesión de una misma fe y la práctica de un mismos amor al Corazón Divino de Jesús, podamos ser trasladados de esta patria terrenal a la patria inmortal del cielo, en que os alabaremos y bendeciremos por los siglos de los siglos. Amén.


 

martes, 15 de julio de 2025

EL OCASO DE TRADITIONIS CUSTODES

Con el motu proprio Traditionis Custodes el Papa Francisco demolió buena parte del edificio litúrgico que el Papa Benedicto XVI había levantado con Summorum Pontificum. En su momento señalé en este blog los frágiles fundamentos del documento del Papa Francisco (aquí), fragilidad que ha quedado aún más en evidencia con la reciente publicación del dictamen de la Congregación para la Doctrina de la Fe y las respuestas mayoritariamente favorables de los obispos a la implementación de Summorum Pontificum en sus diócesis. También vaticiné la corta duración que cabía prever para un documento tan desprolijo, y estimo que su demolición paulatina ya está en marcha.

A los pocos meses de su promulgación, las contradicciones y ambigüedades intrínsecas de Traditionis Custodes fueron examinadas por don Francesco Cupello en un interesante y agudo ensayo, cuya portada acompaña esta nota. Don Francesco, con su particular mirada analítica, pasa revista a este motu proprio señalando las múltiples dolencias de que padece. Ahora me permito traducir el breve prólogo que encabeza ese libro –de lectura muy recomendada–, y me declaro solidario de los sentimientos en él expresados.

 


«Cuando me enteré y leí el Motu proprio Traditionis Custodes del Papa Francisco, lo percibí inmediatamente como un entierro anticipado de Benedicto XVI y una bofetada a todos los que disfrutaban de la concesión del Motu proprio Summorum Pontificum del Papa bávaro. Una bofetada que me recordó la que recibió Jesús ante el sumo sacerdote Caifás. Y como Jesús respondió con mansedumbre a quien lo había golpeado invitándolo a razonar, así pensé hacerlo yo en respuesta al Papa Francisco, que de este modo acababa de golpear a todos aquellos que devotamente –y entre quienes me incluyo–, y sin fanatismo alguno, y sin ninguna intención de oponerse a las indicaciones pastorales del Concilio Vaticano II, y sin soñar siquiera con rechazar el misal de Pablo VI, solo les parecía más oportuno celebrar, en ciertas ocasiones, con el misal plurisecular de Pío V, con el fin de obtener mayores beneficios espirituales.


A primera vista, Traditionis Custodes me ha parecido en algunos puntos contradictorio, en otros doctrinalmente débil y bastante apresurado en otros.


Tengo ante mí, a modo de sinopsis, tanto Summorum Pontificum y la Carta a los obispos con la que Benedicto XVI acompañó su Motu proprio, como Traditionis Custodes del Papa Francisco y la correspondiente Carta adjunta dirigida a los obispos. Leyendo Traditionis Custodes, me parece advertir que, desde el segundo párrafo, ya comienza con algunas imprecisiones de cierta relevancia, que suscitan no pocas perplejidades.


Con este escrito me propongo enumerar las inexactitudes y las contradicciones en las que, a mi juicio, ha incurrido el Papa Francisco y que no pueden pasarse por alto. Lo hago sin acritud y con el máximo respeto hacia el Santo Padre, sobre cuyas buenas intenciones no tengo elementos para dudar, reconfortado también por sus reiteradas invitaciones a no tener miedo de criticarlo». 

(Francesco Cupello, Motu Improprio, Fede e Cultura, Verona 2021, pp. 4-5, Versión Kindle).


 

lunes, 14 de julio de 2025

CAMILO, EL SANTO DE LA COMPASIÓN

San Camilo de Lelis 
Basílica de San Pedro

La Liturgia de las Horas nos ofrece hoy un texto conmovedor sobre la caridad que inundó el corazón de San Camilo de Lelis (1550-1614). Adentrarse en el corazón de los santos, imágenes vivas del Corazón de Cristo, es un camino seguro para aprender a querer.

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«Empezaré por la santa caridad, raíz y complemento de todas las virtudes, con la que Camilo estaba familiarizado más que con ninguna otra. Y, así, afirmo que nuestro santo estaba inflamado en el fuego de esta santa virtud, no sólo para con Dios, sino también para con el prójimo, en especial para con los enfermos; y esto en tal grado que la sola vista de los enfermos bastaba para enternecer y derretir su corazón y para hacerle olvidar completamente todas las delicias, deleites y afectos mundanos. Cuando servía a algún enfermo, lo hacía con un amor y compasión tan grandes que parecía como si en ello tuviera que agotar y consumir todas sus fuerzas. De buena gana hubiera tomado sobre sí todos los males y dolencias de los enfermos con tal de aliviar sus sufrimientos o curar sus enfermedades.

Descubría en ellos la persona de Cristo con una viveza tal, que muchas veces, mientras les daba de comer, se imaginaba que eran el mismo Cristo en persona y les pedía su gracia y el perdón de los pecados. Estaba ante ellos con un respeto tan grande como si real y verdaderamente estuviera en presencia del Señor. De nada hablaba con tanta frecuencia y con tanto fervor como de la santa caridad, y hubiera querido poderla infundir en el corazón de todos los mortales.

Deseoso de inflamar a sus hermanos de religión en esta virtud, la primera de todas, acostumbraba a inculcarles aquellas dulcísimas palabras de Jesucristo: Estuve enfermo, y me visitasteis. Estas palabras parecía tenerlas realmente esculpidas en su corazón; tanta era la frecuencia con que las decía y repetía.

La caridad de Camilo era tan grande y tan amplia que tenían cabida en sus entrañas de piedad y benevolencia no sólo los enfermos y moribundos, sino toda clase de pobres y desventurados. Finalmente, era tan grande la piedad de su corazón para con los necesitados, que solía decir: Si no se hallaran pobres en el mundo, habría que dedicarse a buscarlos y sacarlos de bajo tierra, para ayudarlos y practicar con ellos la misericordia».

(De la Vida de San Camilo, escrita por un compañero suyo. Cf. Oficio de Lecturas del 14.VII. Los destacados son nuestros).


 

miércoles, 9 de julio de 2025

EL BLANCO EJÉRCITO DE LOS MÁRTIRES CHINOS


Te martyrum candidatus laudat exercitus; A ti te alaba el blanco ejército de los mártires, decimos en el Te Deum, el himno de acción de gracias por antonomasia de la Iglesia. El calendario litúrgico de hoy conmemora un puñado de soldados de este precioso ejército: un grupo de mártires, que se hicieron imitadores de Cristo crucificado para proteger su don más grande, la fe, derramando la sangre con la que se ha construido la Iglesia en China. En particular se recuerdan 120 mártires, niños y adultos de todas las condiciones sociales, de 9 a 79 años. Fueron asesinados y beatificados en diferentes épocas, pero fueron proclamados santos, todos juntos, el 1 de octubre del año 2000 por san Juan Pablo II quien, en su homilía, exaltó «el esplendor de la santidad de estos hijos e hijas de China». 

Santos mártires de China, rogad por nosotros.

Fuente: brujulacotidiana.com
 



martes, 8 de julio de 2025

EL ATRACTIVO DE UN NOMBRE

Al cumplirse dos meses de la elección del Papa León y a modo de reconocimiento filial, me permito esta modesta incursión en el campo del diseño gráfico. Que el Señor le conceda la prudencia de la serpiente, la sencillez de la paloma (Cf Mt 10, 16) y la fortaleza del León. 




 

lunes, 7 de julio de 2025

UN SEMBRADOR «DERROCHADOR». COMENTARIO DEL PAPA LEÓN XIV A LA PARÁBOLA DEL SEMBRADOR.

El sembrador al atardecer de Vincent van Gogh

Extracto de la primera Audiencia general del Papa León XIV en la que comentó la parábola evangélica del sembrador. (Plaza de San Pedro, miércoles 21 de mayo de 2025).

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«La parábola del sembrador habla precisamente de la dinámica de la palabra de Dios y de los efectos que produce. De hecho, cada palabra del Evangelio es como una semilla que se arroja al terreno de nuestra vida. Muchas veces Jesús utiliza la imagen de la semilla, con diferentes significados. En el capítulo 13 del Evangelio de Mateo, la parábola del sembrador introduce una serie de otras pequeñas parábolas, algunas de las cuales hablan precisamente de lo que ocurre en el terreno: el trigo y la cizaña, el grano de mostaza, el tesoro escondido en el campo. ¿Qué es, entonces, este terreno? Es nuestro corazón, pero también es el mundo, la comunidad, la Iglesia. La palabra de Dios, de hecho, fecunda y provoca toda realidad.

Al principio, vemos a Jesús que sale de su casa; una gran multitud se reúne a su alrededor (cf. Mt 13, 1). Su palabra fascina y despierta la curiosidad. Entre la gente hay, evidentemente, muchas situaciones diferentes. La palabra de Jesús es para todos, pero actúa en cada uno de manera diferente. Este contexto nos permite comprender mejor el sentido de la parábola.

Un sembrador, bastante original, sale a sembrar, pero no se preocupa en donde cae la semilla. La arroja incluso donde es improbable que dé fruto: en el camino, entre las piedras, entre los espinos. Esta actitud sorprende a los oyentes y los lleva a preguntarse: ¿por qué?

Estamos acostumbrados a calcular las cosas —y a veces es necesario—, ¡pero esto no vale en el amor! La forma en que este sembrador «derrochador» arroja la semilla es una imagen de la forma en que Dios nos ama. Es cierto que el destino de la semilla depende también de la forma en que la acoge el terreno y de la situación en que se encuentra, pero ante todo, con esta parábola, Jesús nos dice que Dios arroja la semilla de su palabra sobre todo tipo de terreno, es decir, en cualquier situación en la que nos encontremos: a veces somos más superficiales y distraídos, a veces nos dejamos llevar por el entusiasmo, a veces estamos agobiados por las preocupaciones de la vida, pero también hay momentos en los que estamos disponibles y acogedores. Dios confía y espera que tarde o temprano la semilla florezca. Él nos ama así: no espera a que seamos el mejor terreno, siempre nos da generosamente su palabra. Quizás precisamente al ver que Él confía en nosotros, nazca en nosotros el deseo de ser un terreno mejor. Esta es la esperanza, fundada sobre la roca de la generosidad y la misericordia de Dios.

Al contar cómo la semilla da fruto, Jesús también está hablando de su vida. Jesús es la Palabra, es la Semilla. Y la semilla, para dar fruto, debe morir. Entonces, esta parábola nos dice que Dios está dispuesto a «desperdiciarse» por nosotros y que Jesús está dispuesto a morir para transformar nuestra vida.

Tengo en mente ese hermoso cuadro de Van Gogh: El sembrador al atardecer. Esa imagen del sembrador bajo el sol abrasador me habla también del esfuerzo del campesino. Y me llama la atención que, detrás del sembrador, Van Gogh haya representado el trigo ya maduro. Me parece una imagen de esperanza: de una forma u otra, la semilla ha dado fruto. No sabemos muy bien cómo, pero es así. En el centro de la escena, sin embargo, no está el sembrador, que está a un lado, sino que todo el cuadro está dominado por la imagen del sol, tal vez para recordarnos que es Dios quien mueve la historia, aunque a veces nos parezca ausente o lejano. Es el sol que calienta la tierra y hace madurar la semilla. Queridos hermanos y hermanas, ¿en qué situación de la vida nos alcanza hoy la palabra de Dios? Pidamos al Señor la gracia de acoger siempre esta semilla que es su palabra. Y si nos damos cuenta de que no somos terreno fértil, no nos desanimemos, sino pidámosle que siga trabajando en nosotros para convertirnos en terreno mejor».

Fuente: www.vatican.va